La ventaja de caminar sin auriculares es que una puede escuchar la ciudad. Fragmentos perdidos de parejas que se cruzan, de personas que hablan por teléfono, discusiones en la plaza. El otro día, apurando el último minuto para comprar un regalo, una pareja de chicos veinteañeros hablaban preocupados por su amiga: «Ha dicho que cambiará y ella se lo cree. Hasta que le vuelva a poner la mano encima». Unos chicos que deberían estar hablando de salir esa noche o de los exámenes que están por venir. Pero ahí tienen a su amiga, que les tiene en vilo, mientras ella le disculpa, que solo fue un arrebato, que él estaba enfadado. Era tal la sarta de tópicos, que parecía un telefilm de sobremesa. Pero es real.
Violencia
Palma10/01/23 0:29
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