El mundo está lleno de pesados y latosos, así como autoridades llenas de normativas, por lo que no es raro que una de las actividades fundamentales en el día a día de cualquiera sea dar esquinazo a alguien, o a muchos, o a todo si se sabe cómo. Emparentado con el arte de la fuga, pero más urgente porque cuando se trata de dar esquinazo no da tiempo a preparar planes de huida (siempre hay que estar preparado, por si acaso), hay virtuosos en la política que incluso logran en sus discursos darse esquinazo a sí mismos, y eludir sus propias palabras pretéritas doblando una esquina. El presidente del Gobierno, señor Sánchez, y el que hace tiempo se tiene ya por presidente, señor Feijóo, se eluden a sí mismos a diario y sin contradecirse. Se dan esquinazo. Individuos muy huidizos y resbalosos, intelectuales y filósofos escurridizos como anguilas, también dominan este tipo de esquinazo, quizá el más difícil, pero para las necesidades diarias de la gente corriente no hace falta tanto virtuosismo.
Dar esquinazo
22/01/23 0:29
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2 comentarios
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Buen artículo. Un placer leerle, como casi siempre.
También hay otra técnica, que aunque requiere de un gran esfuerzo inicial, resulta en mi opinión la más infalible: convertirse en el plasta supremo, para que todos quieran darte esquinazo.