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Estos últimos meses he leído y escuchado opiniones siempre respetables, así como valoraciones sobre la posición del PI en el mapa político. La posibilidad, para algunos de ser decisivo, para otros de ni siquiera conseguir escaño. Alguien mentaba incluso su desaparición. Al mismo tiempo he visto opinión de personas a las que tengo en gran estima y brillantes en sus profesiones, infiriendo la idea de que el PI es filo izquierdista.

Me gustaría aportar mi modesta opinión, desde la óptica de haber sido actor secundario del proceso y por tanto con conocimiento de causa. Respecto a opinar que el PI tiene tendencia izquierdista, suscribo que es radicalmente falso. Lo ilustraré con dos ejemplos paradigmáticos. Cuando al inicio de legislatura J. Font quería formalizar pactos con Armengol en el Consell, tuvo la oposición de gran parte de la actual cúpula del PI, alegando cuestiones estratégicas. Meliá siempre ha definido el proyecto como de centro liberal. Cómo aprendió de su padre, defiende el mallorquinismo político, inclusivo. Es decir sin ninguna reticencia para pactar con PSOE o PP siempre en función de acuerdos programáticos. Enfatizando en su aprehensión, incluso negativa a hacerlo con Vox o Podemos. Otro elemento muy importante y aclaratorio son las alianzas a nivel de Estado. Baste la hemeroteca como prueba. En el último Congreso del PI, los partidos invitados y con los que se tienen líneas estrechas de colaboración fueron el PNV y Coalición Canaria, claramente centristas, nada dudosos de representar la izquierda. El PI tiene pactos de gobierno en Ayuntamientos con PP o PSOE, que funcionan con normalidad. Por otro lado, hace días, el PI presentó una moción parlamentaria apoyando la Escuela Concertada. Es conocido que la izquierda persigue su eliminación.

El PI ha cometido errores y pérdidas de personas muy válidas. Cualquier gestión implica errores, de los que hay que aprender. Deberían realizar movimientos de alta fontanería para recuperarlos. La unidad se valora, la división resta y a veces destruye. La hasta ahora non nata, de facto, CxM es una gran idea sólo si finalmente se presenta a las elecciones, de la forma que se quiera, con el PI. Ambos son la esencia del centro liberal. Los matices que les separan existen en todos los grandes partidos, pero ello es lo que les hace de amplio espectro. El reduccionismo o la pureza ideológica, siempre son un error para construir un proyecto ganador. Recordemos que J. Monjo fue secretario general en UM con Meliá de presidente. Ambos son un valor extraordinario por separado y juntos podrían ser una alternativa potente. Es hora de hacer alta política. La sociedad está harta de mediocridad y de que la entretengan con temas frívolos. Estamos en un momento muy delicado con el cambio de orden mundial. Nuestra tierra lo tiene todo para salir bien posicionada en el nuevo orden y necesitamos estrategia de futuro y pactos en lo esencial. Antes de evangelizar hay que garantizar el sustento y trabajo. Los que amamos esta tierra, su cultura, sus características identitarias, con sus particularidades, sabemos por nuestra historia, que solemos ser apetecibles para políticas colonialistas, que no respetan nuestros valores esenciales. El PI desde el centro y el PSM desde la izquierda pura son los baluartes de esta esencia. Los primeros más abiertos, los segundos más radicalizados y en mi opinión excesivamente catalanizados.

Cuando estás en la palestra es que has conseguido nicho mediático. Hay que aprovecharlo para lanzar mensajes potentes, inequívocos y desde la unión. Seguro que lo harán.