Coincidiendo con el inicio de cada verano, una presencia casi constante en las calles de nuestra querida Ciutat es la de los salvíficos turistas, que son tan bienvenidos aquí como, según dice el refrán, lo es también el agua en el quinto mes del año. Una temporada más, vemos ya cómo en la vía pública, en las terrazas o en las playas comparten espacio con nosotros grupos de jóvenes despreocupados y alegres, familias numerosas mirando casi continuamente carteles, planos y mapas, o esas parejas entrañables que de vez en cuando aún nos siguen preguntando por la Catedral. Históricamente, para poder comunicarnos verbalmente con ellos casi solo era necesario que uno se defendiera más o menos bien en inglés, alemán o francés, pero por lo que vamos viendo ahora, pronto serán también casi indispensables otras lenguas extranjeras, en especial el chino. Algún amigo tengo ya que empieza a ser un reconocido experto lingüístico en mandarín. Por otra parte, en la actualidad distinguimos a un turista de un palmesano no solo por el mayor colorido de su vestimenta, sino también porque los visitantes extranjeros son prácticamente los únicos seres que uno puede ver que mientras pasean no están hablando por el móvil, escribiendo en una tableta o enviando un mensaje por el whatsapp. Un último rasgo que nos distingue a unos y a otros es que nosotros estamos hablando casi siempre de política. Quizás consideren que tal vez estoy exagerando un poco en este punto, pero recuerden que esta noche empieza de nuevo en nuestro querido país otra entrañable campaña electoral.
Los turistas
07/07/23 0:29
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2 comentarios
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Como me dijo el director de uno de los hoteles más carismáticos de Mallorca: "no queremos a los turistas, queremos su dinero".