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Este hombre de 74 años que preside Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, se ha convertido en carne de meme con el comentario machista en su visita a Canadá. Una puede entender que su forma de pensar fue moldeada en otros tiempos y no ha sido capaz de evolucionar al mismo ritmo que el mundo. También que él pertenece a uno de los países del sur europeo, mucho más permisivos y «cálidos», donde la mayor parte de las cosas nos las tomamos a cachondeo, que la fría gente del norte del planeta. Lo que no puedo comprender es que un tipo así esté al frente de una nación y la represente. Flaco favor les hace a sus compatriotas. Lo más divertido es que horas después del incidente ni siquiera sabía de qué le hablaban los periodistas que le preguntaban por sus palabras, que se habían transformado en un pequeño escándalo global. Por si no lo han leído, se lo cuento. Cuando visitaba el barrio de emigrantes portugueses de Toronto y conversaba con sus vecinos, se topó con una madre y su hija y les soltó: «La hija es más guapa que la madre. Su hija todavía va a pillar una gripe, ¿no ha visto cómo es su escote?». No quiero imaginar qué cara se les quedó a las aludidas, ante tamaña falta de educación, primero, y grosería babosa, después. Muchos hombres y algunas mujeres dicen estar hartas de la matraca feminista, pero ante noticias así es algo insoslayable. Necesitamos acabar con la mentalidad de macho tradicional. ¿Se imaginan a la presidenta de un país comentando el paquete de un varón en alguna visita institucional? No se lo imaginan porque es algo inimaginable. Ninguna mujer jamás haría algo semejante. Mucho menos si representa a su país y ejerce un papel público por el que deba ser respetada.