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Muchos creen todavía, incluso desde el punto de vista agnóstico, filosófico y literario, que el mayor invento de la humanidad, y el más duradero, fue Dios, o los dioses. Aducen para ello la cantidad de hallazgos intelectuales que su existencia generó (religiones, narrativa, leyes, el bien y el mal, moral, transcendencia, fe… Ni en diez tomos me cabrían), y que en su mayoría aún son el grueso de todas las culturas. La superioridad de este invento parece indiscutible, pero no es así. Hay otro posterior mucho más importante. Los semidioses. Mitad humanos y mitad divinos, que aunque se derivan del primero, son el refinamiento intelectual definitivo.

El gran invento. La cosa fue así. Después de inventar a los dioses, y enseguida a los hijos de esos dioses con humanas (centenares de semidioses, héroes y monstruos, que se unieron a las legiones de ángeles y demonios), los hombres poderosos no quisieron ser menos, y el mundo se llenó de conquistadores, reyes, emperadores y guerreros que se divinizaban a sí mismos y a su estirpe, y se proclamaban descendientes de otros dioses célebres (sí había que encontrar una abuela vilmente seducida por un dios, se encontraba). Y resultó que esos humanos divinizados tuvieron más éxito teológico y más fieles creyentes que los estrictamente divinos (era peligrosísimo no obedecerles), por lo que duraron casi hasta nuestros días. Profetas de todo tipo utilizaron el mismo ardid, y por supuesto el cristianismo se basa en un semidiós que sin embargo es completamente divino. Puesto que este fenómeno es global, y afecta a todas las culturas, religiones y civilizaciones, perece como si a Dios, el invento sublime, le faltase algo. Ser también un hombre. Ah, caramba, qué fallo más tonto. Y aún estamos en esas. Resumiendo. Los humanos primitivos inventaron la divinidad a fin de tratar de entender algo, y luego, muy incómodos con el invento y con lo que estaban entendiendo, lo complicaron, lo extendieron y lo humanizaron hasta dejarlo irreconocible. Bueno, es natural. Pasa lo mismo con todos los grandes inventos. Con los más grandes. El fuego, las patrias, el amor, la transcendencia, los símbolos. Se sabe cómo empiezan, no dónde van. Normal.