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Tratar de cambiar el modelo turístico de Balears es uno de los objetivos políticos más potentes de las últimas décadas, una tarea que pretende liderar la presidenta del Govern, Marga Prohens, y no sin cierta urgencia. Hay en la sociedad una sensación creciente de que se está alcanzando un punto de no retorno con las cifras de visitantes, la impresión es de que los costes superan los beneficios. En el Consolat de Mar parecen decididos a abordar el problema, una actitud que admito resulta novedosa y contradictoria atendiendo las posiciones previas de PP y PSOE. La cuestión es neutralizar las protestas ciudadanas como las de Canarias, Cantabria y anteayer en Palma; evitar que se enquisten los mantras que tan bien rentabiliza la izquierda. La transversalidad de la cuestión certifica su enorme complejidad y trascendencia.

El encargado de materializar las propuestas es el director de la Fundació Impulsa, el catedrático Antoni Riera, que acumula sobrada experiencia en el campo de la investigación económica de las Islas. Del mismo modo que Prohens se la juega en el terreno político, Riera también ha asumido un reto profesional importante como es el de objetivar y concretar los deseos de contención turística. No será fácil trasladar en negro sobre blanco medidas que es sabido que serán dolorosas para los afectados. Ahí reside el problema. ¿Quién se apunta?

Y es que de las intervenciones que tuvieron lugar tras la exposición de la presidenta, sólo uno de los asistentes recordó que -se refería a los coches de alquiler- su sector se limitaba a atender la demanda existente. Ergo tienen que venir menos turistas. ¿Tomamos nota? Y Aena, ¿qué dice? Ni María Frontera, de la Federación Hotelera de Mallorca, ni ninguno de los CEO de las grandes cadenas ahora tan sensibilizados por la masificación ha dicho ni mu con respecto al cierre de alguno de sus establecimientos. ¿Se sabe algo de la mejora y ampliación del transporte urbano e interburbano? Si disminuye la actividad económica (decrecemos), ¿qué sucederá con los trabajadores? ¿Viviremos mejor? ¿Freno a la inmigración? ¿Quién pagará la reconversión? ¿Hay noticias del Gobierno y de la Unión Europea en materia de ayudas? Las dudas son infinitas.

Entiendo y comparto el escepticismo que genera una iniciativa de estas características, quizá tan necesaria como irrealizable con los mimbres conocidos y disponibles. La apuesta de la presidenta es fuerte, osada, valiente y ambiciosa si se quiere, pero entraña un enorme riesgo. Sin resultados a corto y medio plazo, toda la estrategia puede volverse en su contra. Cambiar los paradigmas del negocio turístico es una meta que se antoja inalcanzable.

Los datos

En la reD X, Aina Ginard publicó una de sus ilustrativas ainades sobre el alojamiento de los turistas en Mallorca. Me pareció muy interesante. El 13,26 por ciento de los visitantes lo hacen en casa de sus familiares o amigos y un 5,15 por ciento en sus propias segundas residencias mallorquinas. El alquiler turístico se limita a un 9,06 por ciento y los hoteles y apartamentos lo ocupan el 70,20 por ciento de los turistas. Tras el diagnóstico tendrá que aplicarse el tratamiento eficaz. Tengo mis dudas.