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Hace tiempo que vivimos en un escenario político totalmente atípico, pero en los últimos meses la situación es realmente preocupante, sobre todo cuando el presidente del Gobierno, ministros y algunos de medios de comunicación intentan presionar a un juez por investigar a la esposa de Sánchez. Hace unas semanas algunos dijeron que la investigación de Begoña Gómez es una garantía jurídica porque así se podrá defender de «los bulos de la extrema derecha y de un sindicato ultra». Por supuesto, todo basado en informaciones falsas de medios fake, que han publicado las cartas firmadas por Begoña Gómez recomendado una empresa privada que posteriormente consiguió ayudas del Gobierno de Sánchez.

Recuerdo perfectamente cómo se elogió al sindicato Manos Limpias cuando se presentó como acusación particular y así se pudo sentar en el banquillo de los acusados a la infanta Cristina por el ‘caso Noos', en contra del criterio de la Fiscalía. De hecho, el PSOE, en la misma línea de Manos Limpias, reclamó que Cristina de Borbón no tuviese ningún privilegio en los juzgados de Palma y que hiciese el famoso paseíllo en los juzgados de Palma. Sin la participación de Manos Limpias, ahora calificado por sindicato ultra y facha, la infanta nunca hubiese sido juzgada, como exigía el PSOE y el propio Pedro Sánchez en las redes sociales.

No hablaremos de aquellos que han intentado tapar el escándalo protagonizado por la esposa de Sánchez con escaso éxito, por cierto, hasta que un juez, avalado por la Audiencia Provincial de Madrid, ha decidido investigar a Begoña Gómez. Imaginen que un juez se hubiese atrevido a investigar a las esposas de Aznar o de Rajoy por sus actividades privadas, la que se hubiera montado por los mismos que ahora defienden a Begoña con tanta vehemencia. Y no olvidemos que el propio Jaume Matas fuese sentado en el banquillo, y condenado, por el contrato ficticio de un hotelero a su esposa.

Afortunadamente hay jueces y periodistas valientes, que trabajan sin tener en cuenta las presiones del Gobierno, pero la situación da mucho asco. Lo próximo que se le podría ocurrir a Sánchez para tapar el escándalo de su esposa es declarar la guerra a Argentina. Es capaz, sin duda.