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Las emocionadas palabras del joven caixer senyor resonaron en el corazón urbano de Ciutadella, la plaza des Born: «no sé si estoy despierto o dormido, pero estoy viviendo un momento maravilloso».

Carlos de Salort Pons pidió a los ciutadellencs que sueñen con el y la Junta de Caixers «para conseguir, entre todos, que este sueño se haga y sea una maravillosa realidad». El hijo de los condes de Torre Saura transformó su primera convidada, invitación a la corporación municipal para presenciar los Jocs des Pla, en un fascinante poema santjoaner.

Las fiestas de Sant Joan, el gran sueño de Carlos de Salort convertido en una vivencia que le hace crecer como persona, reclaman cambios y reformas para mejorarlas y adaptarlas a las nuevas realidades sociológicas. Modificaciones que garanticen su continuidad y futuro.

Hay que definir y aplicar medidas mediante el acuerdo entre los caixers del bienio, el Ayuntamiento y la Junta de Caixers Senyors.

Sant Joan de Ciutadella no puede morir de éxito por la masificación de miles de visitantes que invaden los antiguos espacios urbanos y por el aumento en el número de cavallers motivado por el incremento de jornaleros. El resultado, con una comitiva tan extensa y la multitud en movimiento, será siempre el mismo: no se pueden celebrar todos los caragols y realizar las tres voltes en cada caso.

¿Debe prolongarse Sant Joan durante tres días, tras haber alargado los caragols en las calles Santa Rosalía y Curniola? ¿Y los cavallers payeses que no casi no duermen durante tres días porque deben trabajar al día siguiente en los jocs?

¿Cómo conseguir el equilibrio para que Sant Joan sea la fiesta de los ciutadellencs y, al mismo tiempo, vivida por los visitantes?, ¿hay que poner límites?, ¿cuáles?

El rutilante sueño de Carlos de Salort Pons, el caixer senyor de 22 años, nos abre los ojos a una realidad poliédrica, llena de sorpresas.