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El Consell de Mallorca adeuda más de 43.000 euros al Ajuntament de Palma por el gasto de nueve aparcamientos que utilizaban altos cargos de la institución insular la pasada legislatura. Andreu Serra (PSIB) y Jaume Alzamora (Més per Mallorca), responsables de Turisme y Promoció Econòmica, respectivamente, que al igual que otros políticos, según adelantó Ultima Hora, tenían derecho en sus departamentos a una serie de plazas de aparcamiento en Vía Roma. Sin embargo, el número de plazas permitidas fue superado sin autorización. El actual gobierno del Consell reclama el dinero a los que se beneficiaron de estos aparcamientos. Serra ha defendido que él no ha hecho nada irregular y dice que, en el peor de los casos, consellers del PP de anteriores legislaturas hicieron lo mismo. Lamenta que el PP filtrase la información a los medios antes de comunicárselo a él. Y tiene razón Serra. Al fin y al cabo es lo que hicieron sus compañeros de partido la pasada legislatura con los concejales del PP en Palma, filtrando nombres y coches que se beneficiaban de aparcamientos municipales. Nada dice de devolver el dinero. Por su parte, Jaume Alzamora afirma que todo es falso y que lo único que intenta el Consell es calumniarle. Asegura que no empleaba el aparcamiento y que el problema es que hubo un cambio de criterio en Intervención a la hora de pagar los servicios municipales. Sea como sea, igual debería explicar el motivo por el cual su departamento disponía de tres plazas para altos cargos, al margen de discutir aspectos internos sobre su pago. Con el buen transporte público que había durante las legislaturas de Armengol e Hila en Palma, sorprende que estos dos altos cargos progresistas optasen –al menos Serra– por aparcar sus vehículos a pocos metros de sus despachos cuando lo más fácil era utilizar un bus. Está claro que recetar a los demás lo que uno no es capaz de hacer es un ejercicio habitual entre los políticos. He sido habitual usuario del transporte público y lamentablemente nunca he coincidido con ningún político, ni en Palma ni en Ibiza. Mucho pedir a los ciudadanos que usen transporte público para no colapsar las carreteras de las islas mientras ellos siguen utilizando sus propios coches e incluso algunos, los más privilegiados, aparcan a pocos metros de la oficina con dinero público. Tendrán razones operativas para hacerlo, pero que no se presenten como ejemplo de nada ante los ciudadanos.