TW
0

Pedro Amorim (2017) dirige una de las muchas cintas que han tratado el tema del divorcio aquí con un trasfondo de control empresarial. Los líderes políticos son incapaces de aunar la exigencia de austeridad económica con el incremento del presupuesto militar. El sabotaje al gaseoducto Nord Stream -que Biden anunció si Rusia invadía Ucrania- fue uno de los detonantes de la contracción económica de Alemania y el canciller Scholz cayó al pretender recortes sociales. En Francia, Barnier se tuvo que ir al intentar congelar el presupuesto de la seguridad social. La actitud del británico Keir Starmer de retirar la subvención de calefacción a unos 10 millones de jubilados -mientras envía a Ucrania misiles Storm Shadow a un millón de dólares por unidad- originó una solicitud de nuevas elecciones que se ha hecho viral con más de dos millones de firmas. Los titiriteros que manejan a los políticos y sus medios parecen divorciados de los ciudadanos, del derecho internacional, de los derechos humanos y de la soberanía de las naciones. Amenazas a la ONU, a su secretario general y a la Corte Penal Internacional, que según su presidenta Tomoko Akane es tratada como una organización terrorista o el indulto de Biden a su hijo en contra de lo prometido. Turquía, Israel, EUA, Rusia e Irán pactan en Catar la caída de al-Asad en Siria, con claros beneficios para los dos primeros. Occidente empieza ya a blanquear al grupo yihadista HTS y su líder Abu Mohammed Al-Golani pasa de terrorista de Al-Qaeda a ‘moderado’, por no hablar de Rumanía o Corea del Sur. Amenazas de sanciones a Georgia (de la ministra canadiense Mélanie Joly o de la jefa de la diplomacia de la UE Kaja Kallas) si el país no entra en la UE -antes la adhesión era voluntaria- al tiempo que se edita un Maidán 2.0 ofreciendo una subvención al país. El divorcio con los ciudadanos, las instituciones y la soberanía de las naciones promueve peligrosos mesianismos. Hitler fue elegido democráticamente.