TW
1

Siempre estamos a tiempo, sobre todo de aprender y de pensar. Hará unas semanas, mientras preparaba una conferencia sobre la historia de la Guardia Civil en Mallorca, topé con los orígenes etimológicos de la gendarmería -gent d’armes- y del somatén catalán, o sea el som a temps que los aterrorizados campesinos gritaban desde los campanarios de las iglesias cuando percibían un peligro inminente. Pues bien, hoy quiero comenzar este escrito bajo este mismo som a temps de la payesía de nuestro vecino país.

Siempre, por los siglos de los siglos, estamos en peligro. Tanto los campanarios de las iglesias como las torres de las mezquitas, además de llamarnos al rezo, servían para otear el horizonte y prevenir la llegada de los malvados de turno. Hoy disponemos de otros sistemas de alarma más sofisticados, pero en cualquier caso hay que estar ojo avizor, de lo contrario las consecuencias pueden ser terribles. Y ojo avizor estoy hoy, mientras contemplo la próxima Navidad y el amanecer de un nuevo año. El futuro se nos presenta amenazante. Y lo digo siendo obstinadamente optimista. La sociedad de nuestro tiempo, falta de líderes y de profetas, aunque saturada de ayatolás, marcha como ovejas sin pastor. Sin necesidad de acudir al plano internacional, basta con girar la cabeza a nuestro entorno. ¡Menudos tontos y golfos tenemos por capitanes! Al primer contratiempo que se nos presenta, ni tocan las campanas, ni acentúan el gesto. La visión de quienes gobiernan está bloqueada y no saben más que echar culpas al adversario. Esto lo hacen de maravilla.

Los mandatarios del país y los encargados de la oposición, pendientes de la próxima estocada a tributarse, no ven más allá de sus narices, o sea la inmediatez. De ahí que no perciban o quieran percibir la debacle del sistema educativo, confundiendo enseñar con el ir a clase, la sanidad con el número de facultativos y camas en hospitales, la producción agrícola con llenar los campos de placas fotovoltaicas, mientras la agricultura no es que esté por los suelos, es que ni suelo tendrá pronto para cultivar. Esto sí, todo son alharacas para la inteligencia artificial, el sueño dorado de la robótica.

Apañados estamos cuando para líder mundial pronto vamos a tener el que se nos anuncia. Europa está pendiente de desintegrarse en la interculturalidad, mientras la extrema derecha anuncia nuestra próxima redención, y no digamos Oriente Medio, maestro de contracultura. Y mientras tanto nadie se pregunta ni el por qué ni el cómo de tanto desastre. Somos incapaces de pensar en las consecuencias de nuestros actos. Y es que el pensar, el pensar riguroso, mientras soñamos en los robots que lo harán todo, es lo que nos falta a nivel de liderazgos políticos, religiosos y culturales.

Y si en estas estamos, ¿encara som a temps? Pues claro que sí. Hay que rearmarse. No con pistolas ni con bombas, sino con capacidad de pensar y de discurso. Buen momento la Navidad y el fin de año. Volvamos a leernos La República de Platón. Quizás la encontremos en el móvil. Además, para los que aún creemos en el más allá, bueno será repasar los evangelios, recordando que Dios es amor, y para los que no creen más que en lo que tienen delante, no dejen de recurrir al autoexamen y la racionalidad. Quizás perciban el desastre.