Un anuncio puede ser cualquier cosa en cualquier lugar, sea ese lugar analógico o virtual, real o imaginario. Basta que tal anuncio anuncie algo, lo que sea (una idea, un producto, un servicio, una persona, quizá otro anuncio), como lo hace también una señal de tráfico, un cementerio, una ley, una hoja seca o la primera gota de lluvia sobre la coronilla. Y no importa quiénes sean los anunciantes, porque el anuncio es a la vez el anunciante, ya que fuera de él no hay nada. Los llamados espacios exentos de anuncios no existen, son un anuncio. Es decir, el cogollo de la comunicación, el hueso del albaricoque, el universo en una cáscara de nuez según teorizó el físico Stephen Hawking. Cáscara que si desaparece también desaparece la nuez. Y ahora, además, si algo no es un anuncio no existe. La tecnología ha llevado al paroxismo el arte del anuncio (Dios lo hizo con la Anunciación), ya que la tecnología es en sí misma un anuncio. ¿Qué anuncia? Anuncia más anuncios, pues si bien hemos dicho que lo que no se anuncia no existe, eso no quiere decir que tras el anuncio vaya a existir, salvo precisamente en tanto que anuncio. De hecho, se anuncian muchísimas cosas que jamás han existido (sobre todo en fechas navideñas), lo que en modo alguno resta autenticidad al anuncio. De hecho, la verdad siempre ha residido en el anuncio de la verdad. No sé si a estas alturas del razonamiento he contestado ya a la pregunta de quiénes son los anunciantes, o si he salido del paso con la monserga de que los anunciantes somos todos. En cualquier caso, lo que importa es el anuncio, no el quién, el cómo ni el porqué. Seguro que muy a menudo, consultando su teléfono móvil o leyendo una novela cuyo autor falleció hace siglos, se habrán preguntado ustedes por qué mierda me anuncian esto. Pero no es que tal cosa les importe, sino que hay un límite al número de anuncios/hora que un humano puede consumir, y probablemente también al que es capaz de engullir durante una vida corriente. Esto lo sé, sin que nadie me lo haya anunciado, porque la muerte es la imposibilidad de recibir más anuncios. Ni uno breve, nada. Se acabaron todos los anuncios. Mejor no pregunten quiénes son los anunciantes.
Quiénes son los anunciantes
Palma28/12/24 4:00
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