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Siempre he admirado la capacidad de los periodistas deportivos para narrar con épica y entusiasmo acontecimientos francamente aburridos como, por ejemplo, un empate a cero en La Condomina, campo del Múrcia, que siempre declamaba el inolvidable José María García. Tienen ingenio, imaginación y pasión por su oficio. Por eso el otro día me sorprendió que un periodista deportivo dijese «no sé catalán, gracias a Dios» en la rueda de prensa de Manolo González, entrenador del Español. El comentario no solo fue desafortunado, sino un ejemplo más de la catalanofobia imperante en España, que obligó, por supuesto, a pedir disculpas a RTVE (cabe ver si se produce también alguna amonestación al poco acertado periodista). No entender que España es un estado plurinacional y que sus lenguas son un patrimonio que la enriquecen dice muy poco sobre la inteligencia de quien no quiere aceptar esta realidad.