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La familia Matas era conocida por su militancia republicana y socialista. Padre e hijos estaban en la lista de los pistoleros falangistas, así que se escondieron en una casa cuando en 1936 triunfó el golpe militar en Mallorca. Malvivieron durante tres años esperando un milagro que nunca llegó. Tras la guerra, tomaron la única salida: escapar en barca. El destino los llevó sin querer hasta la Italia fascista y uno de ellos perdería la vida. Ironías de la vida, 60 años después, el sobrino de aquellos fugados, Jaume Matas Palou, representaría a España en Roma como ministro del PP en la beatificación de 233 religiosos asesinados por los republicanos en la Guerra Civil.

Como han explicado historiadores como Manel Santana, Antoni Marimon y Manel Suárez, la familia Matas protagonizó una de las odiseas más asombrosas de la guerra. El padre era Jaume Matas Llinás, zapatero, militante socialista y administrador de la revista El Obrero Balear. Sus tres hijos seguían sus pasos: Josep, Joan y Jaume (el padre del futuro ministro). En las primeras semanas de la guerra, muchos de sus compañeros aparecieron tirados en cunetas y decidieron permanecer escondidos hasta que llegara la liberación.

Sin ingresos de ningún tipo y con los ahorros confiscados, sobrevivieron vendiendo sus bicis, coches y cámaras de fotos. Y aunque parezca increíble, componiendo pequeñas imágenes de Franco que compraban sus acérrimos enemigos. Uno de los hijos, Joan, afirma en sus memorias: «¡Qué amargo sarcasmo! Durante cerca de tres años vivimos de la explotación de la efigie del ‘caudillo’, cuando precisamente por culpa de él estábamos faltos de libertad».

La mañana 19 de agosto de 1939 se atrevieron a salir de su agujero disfrazados de pescadores. El hijo pequeño, Jaume Matas Salas, había sido movilizado y pudo conseguir una barca en el Portitxol. Los demás salieron de este puerto y recogieron a otros compañeros en Andratx. Iban en total nueve militantes socialistas, entre ellos uno muy destacado: Jaume Rebassa Garcías, director de El Obrero Balear y exjefe de la Guardia Urbana de Palma. Pusieron rumbo a Argelia, pero tras pasar Cabrera un temporal casi les hace naufragar. Les recogió milagrosamente un barco mercante. El problema fue que era italiano y, aunque el capitán simpatizó con ellos, les desembarcó en el país que inventó el fascismo.
Todos vivieron un nuevo cautiverio que parece sacado de una novela de Dumas. Primero estuvieron un año en una cárcel de Roma y después tres años desterrados en la pequeña isla volcánica de Ventotene. Jaume Rebassa fue el más castigado. Lo deportaron a un campo de concentración nazi y murió en 1943. Su nieto es Vicente Rotger Rebassa, dueño de la importante Distribuidora Rotger.

También murió el mayor de los hermanos Matas, Josep, debido a la tuberculosis que padecía en un campo de concentración italiano. Los que sobrevivieron retomaron su trabajo en la empresa familiar, Publicidad Matas, que todavía es referente en el sector, sobre todo en la publicidad en cines. El hijo del hermano pequeño, Jaume, entró en el PP, fue ministro, presidente del Govern balear y azote de los socialistas mallorquines. En 2012 fue condenado a 16 años de cárcel por corrupción.