Arrancamos 2025 y arrastramos los dramas que sufrimos desde hace años. Uno de los más importantes, y que cada vez va a más, es el de la inmigración. La llegada de pateras a Balears no cesa y aunque acabamos de estrenar el año ya han arribado a nuestras costas nuevas embarcaciones y, sin lugar a dudas, lo seguirán haciendo. La situación en la que se encuentran estas personas es desesperada, tanto que se arriesgan a perder su vida en el mar. Lo cierto es que tampoco tienen muchas más alternativas: pueden elegir entre morir de hambre en sus países de origen o hacerlo en el Mediterráneo, calificado ya como uno de los mayores cementerios. Así, de triste, pero es la dura realidad.
Lamentablemente, las mafias aprovechan esta situación para sacar tajada y lucrarse con la vida de seres humanos. En mi opinión, es imprescindible poner fin a esta lacra social y acabar con este despropósito.
Otra actuación urgente es pedir ayuda a la Unión Europea, el problema de la inmigración irregular es europeo, no exclusivamente español. Es cierto que somos la puerta de entrada, pero eso no lo convierte en un problema exclusivamente nuestro. De hecho, muchos de los migrantes tienen el objetivo de llegar a otros países, como Francia.
No podemos olvidar que se trata de personas, que han sido condenadas a tener una vida durísima única y exclusivamente por el lugar en el que han nacido. Tampoco podemos olvidar que hace poco los emigrantes éramos nosotros. Todos tenemos derecho a tener un proyecto vital que nos permita ser felices, independientemente de nuestro origen. Además, en Balears necesitamos trabajadores, hay numerosos sectores que no encuentran mano de obra. Por tanto, necesitamos inmigración. Eso sí, esta debe ser controlada y regulada.
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