Desde estas líneas deseo denunciar el estado de descuido y falta de vigilancia en el que se encuentra la necrópolis de Son Real. Este yacimiento arqueológico, verdadera joya del patrimonio mallorquín, se ve convertido cada vez con más frecuencia en zona de recreo y avituallamiento de excursionistas, que pisan los restos e incluso comen sobre ellos con total impunidad. Sólo se cuenta con la medida, por lo que se ve no muy disuasoria, de algún cartel con un simple icono en el que se informa de que no se puede "pasear" sobre las piedras. Los infractores no son en este caso los consabidos "guiris" a los que se responsabiliza continuamente, de manera arbitraria, de todos los problemas que se producen en nuestro entorno urbano o paisajístico. Es inconcebible que no haya un vallado de protección y un control de los accesos a esta emblemática construcción. ¿Nos imaginamos algo parecido, salvando las distancias, sobre las pirámides de Egipto o las ruinas de Pompeya?