El biólogo llena Es Baluard con su ponencia sobre su investigación del genoma de los primates. | Ultima Hora

La ciencia ocurre en laboratorios, despachos y universidades. Allí es donde se cuecen sus ecuaciones y donde sus investigaciones avanzan a paso firme sabiendo que incluso un resultado negativo es bueno, porque nos hace saber más. Es en esos lugares y en esos procedimientos que logra escudriñar en los recovecos más pequeños de la realidad que nos rodea hasta, en ocasiones, llegar a conclusiones que parecen contraintruitivas, como que todos nosotros estamos hechos de pequeñas moléculas. Este jueves, no obstante, la ciencia se dio una vuelta y se acercó al Aljub de Es Baluard, espacio en el que el catedrático de genética de la Universitat Pompeu Fabra, Tomàs Marquès-Bonet, ilustró a un auditorio lleno acerca de su trabajo sobre el genoma de los primates. La conferencia, que llevó por título Què ens ensenyen els genomes de primats sobre conservació i malalties humanes?, formó parte del Club Ultima Hora-Valores y permitió a los presentes saber más sobre lo que se oculta en el ADN de los humanos y, claro, de nuestros parientes más próximos.

Fue Carmen Serra, presidenta del Grup Serra, quien abrió la conferencia con unas palabras para descorchar esta «velada dedicada a la ciencia». En su breve parlamento destacó el objetivo de Marquès por «compartir parte de su investigación» e hizo hincapié en el recordatorio que el propio científico ha hecho suyo: «Somos todos primates y no se nos debe de olvidar».

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Carmen Serra durante el evento.

Presentación

Tras ella, fue el decano de la Facultat de Medicina de la UIB, Antoni Bennàsar, quien agradeció la invitación y calificó de «honor» poder estar en el Aljub presentando al conferenciante, de quien destacó sus muchos logros científicos en forma de investigaciones, publicaciones y proyectos que certifican «su excelencia» en el campo de la ciencia. Así pues, además de los casi 300 papers aceptados por revistas de renombre como Nature o Science, Bennàsar también puso en valor el hecho de que sea investigador ICREA, la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados, en el Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-UPF) y el haber «liderado el análisis más completo del genoma de primates hasta la fecha», guiado desde Catalunya y en colaboración con países de todo el mundo.

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Antoni Bennàsar, este jueves en Palma.

Este proyecto, llevado a cabo a través de la prestigiosa empresa Ilumina, ha sido coordinado por él mismo, y ha analizado el ADN de más de 800 individuos pertenecientes a 233 especies de primates, la mitad de los conocidos en todo el planeta, permitiendo saber más sobre ellos, nosotros y sobre las enfermedades que nos afectan como humanos.

Sobre todo ello habló a continuación Marquès, quien también agradeció sinceramente la invitación a hablar en un «entorno tan magnífico», en referencia al Aljub. Sin más dilación, tomó la palabra desde lo alto de la tarima para arrancar su disertación sobre su trabajo; aunque el catalán inició con una broma, la mejor manera de ganarse al público, al destacar que «con presentaciones largas», en referencia a los muchos logros destacados por Bennàsar en su introducción, «siempre tengo la sensación de haber muerto y de que estoy asistiendo a mi propio funeral».

Ese sentido del humor se mantuvo durante toda la conferencia, incluyendo pequeños comentarios jocosos que hicieron amena la ponencia para todo el público, ya fueran iniciados o no en la temática. Por otro lado, el objetivo didáctico de la misma también fue una constante y Marquès acompañó sus palabras con diapositivas en la pantalla colocada detrás del orador, y que ilustraron sus palabras haciendo toda su intervención muy distendida.

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El público llenó todas las localidades disponibles en el Aljub de Es Baluard para asistir a la ponencia.

Trayectoria

Así pues, Marquès explicó el origen de sus investigaciones, que acumulan unos 20 años «centrados en un tema»: el estudio del genoma desde la máxima de que «los humanos somos un primate». En este sentido, «mientras gran parte del mundo analizaba el ADN humano, que está bien, mi pensamiento fue el de analizar el de los primates porque compartimos con ellos casi todo», señaló el catedrático.

A partir de ahí, Marquès expuso algunas de las ideas nucleares de no solo sus investigaciones, sino también de su área de estudio en general, como el concepto de «ancestro común», que calificó de «muy potente» porque permite rastrear el ADN durante millones de años y localizar los cambios que ocurren en él en la serie evolutiva que puedan llegar a generar «un primate tan diferente: el ser humano». Otra de las ideas principales que estructuran su forma de ver el campo es el entender «que la enfermedad y la evolución son dos caras de una misma moneda», en el sentido que suponen mutaciones que pueden provocar ventajas o desventajas en función de cada caso.

Una vez explicadas estas ideas, Marquès pudo entrar a considerar más en profundidad, siempre muy preocupado de que se siguiera su mensaje, el fondo de su trabajo y las implicaciones del mismo. Habló, pues, de los «hallazgos» de su grupo de investigación, como el hecho de haber localizado «barras de ADN muy antiguas» en especies como los bonobos que apuntan a que una «tercera especie de chimpancés existió y se cruzó con otra» gracias a las «reliquias genéticas» halladas en los genomas.

O la «revolución» que supone la técnica desarrollada de leer precisamente genomas no a través de la sangre, lo que limita las muestras de las que uno pueda disponer por las dificultades de acceder a ellas: «Yo quería ir más allá, y empezamos a trabajar a partir de cacas, porque estas no mienten». Este cambio, que pueda parecer anecdótico, supuso una nueva forma de cribaje del material disponible para separar el contenido genético interesante del que no lo era y, además, ayudar a luchar con el tráfico ilegal de animales y potenciar la conservación de especies, algo con lo que Marquès está y se mostró muy comprometido, porque el estudio de los excrementos permite saber «de qué territorios son extraídos los animales» gracias a la base de datos enorme generada y, por lo tanto, presionar a los gobiernos de esos países para que tomen acción.

Otro de los momentos que despertó gran interés fue el estudio sobre las mutaciones que determinaron el tipo de albinismo del gorila Copito de Nieve, el único con esta condición en cautividad.

Justo antes del final de su conferencia, Marquès quiso dar una muestra de la ingente cantidad de datos al explicar que los 811 individuos analizados contienen, cada uno, 6.000 millones de nucleódicos en su ADN, leídos una media de 32 veces cada uno. Por lo tanto, «no hay ordenador que soporte estos datos», habiendo necesitado «una infraestructura enorme».

Preguntas

Dejó Marquès para el final las preguntas más intrigantes: «¿Qué nos hace humanos y qué hacemos con toda esta información?». La primera, sin contestarla, fue encaminada, ya que si antes la duda podía estar en millones y millones de genes, ahora «la base de datos que tenemos lo ha reducido a 80».

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El público se mostró participativo y se formó un interesante coloquio.
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Marquès junto a Bennàssar al acabar la conferencia sobre el escenario.

La otra se encaminó a las implicaciones de su trabajo. «Ahora tenemos mucho más con lo que comparar cuando una persona enferma de cáncer va al hospital y quiere saber qué gen ha causado su enfermedad», lo que permite idear una estrategia particular para luchar contra la dolencia. Si vemos una mutación que no se ha dado en otro primate en 65 millones de años, la posibilidad de que sea la culpable de una enfermedad específicamente humana es muy alta».

Queda mucho camino por delante, tal y como señaló Marquès, y lo hecho hasta ahora supone los primeros pasos, pero son, a su vez, firmes, férreos. Con mucho ya hecho, pero con muchísimo todavía por hacer, la ciencia seguirá avanzando como solo ella sabe hacerlo, «sin atajos», y tal y como hizo este jueves en Palma el propio Marquès: sabiendo de lo que se habla y hablando, solo, de lo que se sabe.