¿Qué ha supuesto esta medalla olímpica en su día a día?
—La medalla te cambia la vida. A nivel de reconocimiento, la coletilla de ser medallista olímpico te queda ya para siempre. Pero me preocupo de que no sea un cambio radical. Sigo siendo el mismo, con las mismas rutinas, amistades... no he perdido la esencia y por eso estoy más contento si cabe. Al final, en este deporte somos como una pequeña gran familia y hay que ser humilde.
¿Valora más el bronce con el paso del tiempo?
—Es algo que queda para siempre, pero le das más valor cuando ves la importancia que tiene para otra gente. Yo, afronté los Juegos como una competición más, pero el eco de los Juegos es algo único. El que nunca te puedes llegar a imaginar.
¿Le ha sorprendido ese eco?
—Claro. Y es que le doy más valor a la medalla viendo esa repercusión en los medios de comunicación, en la calle. La gente te conoce más y consigues llegar a un público que normalmente no sigue el piragüismo. Entonces, te das cuenta de la importancia que tiene.
¿Y en Mallorca, se percibe?
—En el pueblo (Pollença), me conoce ya todo el mundo. Vivimos y hemos estudiado y crecido aquí. Aquí es más fácil llevar el día a día, aunque la gente te sigue felicitando. Pero también, el vivir en Mallorca, te ayuda a que las rutinas sean más fácil de llevar. De hecho, hemos empezado de nuevo los entrenamientos, voy a clase (ha retomado plenamente las asignaturas pendientes de Fisioterapia en la UIB), estoy con mi gente. Todo es más normal.
¿Resulta complicado atender los compromisos que lleva consigo un éxito así?
—Para nada. Al contrario, agradezco todos los reconocimientos, invitaciones y muestras de cariño y felicitación que recibo. Eso te hace darte cuenta de lo que has logrado, de su relevancia para el deporte y para la sociedad. La verdad es que me llaman de muchos sitios e intento atender todos los compromisos que puedo. Es un momento que quiero disfrutar.
Su nombre formará parte de un palmarés excepcional como el de los Siurells de Plata. ¿Qué piensa cuando se ve junto a gente de tanta relevancia?
—Es un orgullo verte en la misma lista que gente tan importante en el mundo del deporte y en otras facetas. Se te hace raro, pero lo agradeces. A la vez, te das cuenta de la repercusión que tienen los Juegos Olímpicos y el conseguir una medalla.
En menos de cuatro años tendrá una nueva oportunidad. ¿Se piensa ya en Los Ángeles 2028?
—Este ciclo lo cojo como un aprendizaje. Ahora, todo lo que he aprendido debo extrapolarlo cuatro años más y sacar la parte positiva de las adversidades. Intentaré enfocarme más en seguir creciendo, madurando... Al final, un objetivo como los Juegos Olímpicos son algo muy motivante, que te hace levantarte cada mañana con una ilusión, un objetivo. Y yo me tomo Los Ángeles 2028 como el examen final a esos años de entrenamiento y trabajo diarios.