¿Qué supone para la Fundació Marilles el Siurell de Plata?
— Es un reconocimiento público a nuestra labor. Es un premio muy bienvenido porque, procediendo del Grup Serra, resulta un aval, una carta de presentación, una certificación de calidad de cara a la sociedad balear y también ante el nuevo Govern. La verdad es que desde el primer día de la fundación, hace ya 6 años, nos hemos sentido apoyados por los medios de comunicación en general.
¿Qué balance hace de estos seis años?
— En todo este tiempo hemos estado financiando proyectos de conservación marina hasta convertirnos en una organización de referencia no sólo en Balears, sino en el Mediterráneo español. Aun así, Marilles está en su infancia y todavía hay gente que no nos conoce. El Siurell de Plata nos ayuda a ser más conocidos.
¿Es una buena noticia que el nuevo Govern haya creado una Conselleria de la Mar?
— Estaremos muy atentos a las acciones del Govern para mejorar el mar y el litoral, y para ello tenemos una serie de indicadores. En este sentido, es indiferente si hay una Conselleria de la Mar o si hay seis que se dedican a ello. Si hay que hablar de consellerías, diría que la conservación marina es transversal y afectaría, en principio, a Pesca, Medi Natural, Turisme, Presidència y, por supuesto, Hisenda.
¿Qué dicen hasta ahora los indicadores del Mar Balear?
— Que vamos en la buena dirección, pero a una velocidad muy lenta. Hace falta un salto cualitativo y significativo en acciones de conservación y recursos.
Marilles ha puesto en marcha el Pacte Blau Balear precisamente para dar ese salto. ¿Ha mostrado el Govern alguna reacción?
— No ha expresado claramente su apoyo. Se ha mostrado receptivo, pero de momento no le hemos visto ningún compromiso. Faltan palabras y hechos. Mientras tanto, más de 200 empresas y entidades sí nos apoyan.
El primer objetivo del Pacte Blau es crear santuarios marinos en el 10 % del Mar Balear en el 2030. ¿Ve predisposición?
— Podemos hablar de santuarios o refugios de fauna y flora marinas. Con esa condición tenemos ahora el 1,7 % del Mar Balear. Es decir, hay que multiplicar ese dato por seis en seis años. Es perfectamente viable. Hay espacios marinos que pueden cumplir con esa ampliación, como el Canal de Menorca, parte del ámbito marino del Parc Nacional de Cabrera o las aguas de la Serra de Tramuntana, donde no hay ninguna zona marina con un nivel digno de protección. Pero también podemos proteger espacios marinos en Santa Ponça o Magaluf, o establecerlos para la recuperación de especies como los tiburones y las rayas. Oceana ha propuesto 50 refugios marinos en España y 10 de ellos se encuentran en Balears.
Otros objetivos se refieren a la conservación de hábitats y especies, y a la sostenibilidad de la pesca.
— Sí. Habría que hacer planes de seguimiento y conservación de hábitats y especies vulnerables, pero falta la recogida de datos. Sin información no puede haber una buena gestión, y esa información es también una responsabilidad compartida con el sector náutico y el propio sector pesquero. En cuanto a la pesca profesional en sí, la flota balear ha sido pionera y un ejemplo en muchas cosas, pero sigue haciendo daño en su actividad. Tenemos que combinar la puesta en valor del producto pesquero local con las buenas prácticas. De lo que tenemos pocos datos es de la pesca recreativa y ésta tiene que formar parte de la gestión del recurso, pero vamos a ciegas. La pesca ilegal y el furtivismo son una realidad, por lo que hay que invertir más en vigilancia.
Más presupuesto. El Pacte Blau propone un 1 % del presupuesto.
— Sí. Serían 60 millones de euros del presupuesto autonómico. No es ninguna barbaridad. Es perfectamente asumible para todo lo comentado: vigilancia, recogida de datos, estudios, gestión, reintroducción de especies y puesta en valor del producto local. Invertir en conservación marina sale a cuenta para nuestra prosperidad económica y es hora de corregir la deuda que tenemos con nuestro mar. Balears puede ser un referente mundial en conservación marina y no es un eslogan.
¿Cuál es el futuro de la Fundació Marilles?
— Marilles no es efímera. Hemos venido para quedarnos y esperamos continuar con una trayectoria de la que estamos muy contentos. En 2018 teníamos un presupuesto de 300.000 euros y ahora llegamos al millón y medio gracias a las donaciones. Todos los donantes que hemos conseguido –la mayor parte son fundaciones privadas del exterior– siguen con nosotros e incrementan sus aportaciones. No hay mejor indicador de nuestra labor. Todo lo invertimos en mejoras del medio marino de Balears: proyectos, estudios, informes, ayudas y becas.