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A sus 29 años la vecina de Capdepera encontró una muerte brutal y despiadada, pero antes, Maria Nicolau Moyà llevó una azarosa vida marcada por la fatalidades.

Se casó con Oswaldo Cruz y fruto de ese matrimonio nacieron cinco hijos: Bianca, que en la actualidad tiene 10 años, Israel, de 9, Jonathan, de 8, Aviu, de 6, y Lourdes, de 5. La fallecida presentaba defectos irreversibles en la visión y se ganaba la vida vendiendo cupones de la ONCE. Tenía un buen sueldo, pero la desgracia llegó de nuevo a su familia cuando su marido fue denunciado por supuestos abusos sexuales a menores. Oswaldo fue detenido e ingresó en prisión y Maria Nicolau tuvo que sacar adelante a sus hijos sola.

De nuevo fue el destino el que quiso que coincidiera como vecina con Pedro Gelabert, un conocido delincuente apodado «el Nene», que, en opinión de muchos, fue el auténtico «cerebro» del brutal crimen. Ambos vivían en la misma finca de la calle Mestre Vicens Nadal; el varón en el primer piso y la víctima en la planta baja. Pedro estaba terriblemente «enganchado» a la droga y comenzó a frecuentar la presencia de Maria sin que ésta llegara nunca a conocer sus verdaderas intenciones. Vecinos de la localidad recuerdan como «el Nene», habilidoso a la hora de embaucar a determinadas personas, se las apañaba para obtener de la cuponera «préstamos» que no llegaba a saldar.

El 20 de septiembre la noticia del hallazgo del cadáver calcinado en el vertedero de Son Terrasa sobrecogió a toda Mallorca, en especial Capdepera y Artà, localidad natal de la cuponera. Asistentes sociales se hicieron cargo de sus cinco hijos, que fueron trasladados a Palma.