En 1989 Bartolomé Clar fue condenado a casi 60 años de cárcel por matar a su suegra y a su cuñado.

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Ayer quedó visto para sentencia el juicio contra Bartolomé Clar Camacho, el preso que mató a su novia Ana Belén Gil aprovechando un permiso penitenciario. El jurado quedará hoy incomunicado una vez que tenga en su poder el objeto del veredicto. El tribunal popular debe decidir si el acusado sufre alguna enfermedad mental que le exima de su responsabilidad penal, ya que el recluso ha aceptado que mató a la mujer.

El fiscal Gabriel Rul.lan, que pide una condena de 25 años de cárcel para el acusado, afirmó ayer que Bartolomé Clar «quería matar a Ana Belén y que sólo buscaba una excusa para llevarlo a cabo». Rul.lan hizo hincapié en que el acusado mató a la mujer por la espalda y que fue el causante de que sufriera una larga agonía antes de morir. Miguel Monserrat, abogado de la familia de Ana Belén Gil, se refirió a las dos personalidades que tiene el acusado. «Por una parte se muestra como una persona sensible y sincera, y por otra aparece como un psicópata que no tiene sentimientos cuando mata». Carmen Cardona, la abogada defensora, que acepta una condena de diez años de cárcel por homicidio, mantuvo que su cliente no era consciente de lo que estaba haciendo. La defensora mantuvo que su cliente se ha mostrado sincero ante el jurado, y por ello ha explicado que discutió con Ana Belén porque le molestaba que su novia tomara drogas.

Bartolomé Clar aprovechó la última palabra que le concedió la juez Margarita Beltrán para reiterar que no había preconcebido llevar a cabo la muerte de su novia. «Si hubiera planeado el asesinato no hubiera dejado a Ana Belén allí, la habría dejado en un nicho».