Sanitat, Medio Ambiente, EMAYA y Delegación del Gobierno se
pusieron de acuerdo y, esta pasada noche, 66 vacas han sido
enterradas en Son Reus.
Previamente se había arrojado cal sobre los cadáveres, que en
total suman unos 30.000 kilos de carne, y los mismos fueron
colocados en contenedores. Ayer noche, sobre las diez, los
contenedores se cargaron en camiones. Después, ya de madrugada, 'el
cortejo fúnebre vacuno' se dirigió hacia Son Reus. Allí estaba
esperando un gran agujero que se había excavado por la mañana,
donde se depositaron los contenedores. Para el trayecto se montó un
dispositivo policial y de Tráfico de la Guardia Civil.
Ellas, las vacas, se criaron en las fértiles campiñas de Holanda
y el pasado mes, en plena 'cuesta de enero', fueron cargadas en
camiones y trasladadas al puerto de Marsella. Allí fueron subidas a
bordo del carguero argelino 'Tlemcen' y su destino parecía estar
claro. Pero un temporal hizo que, el pasado 30 de enero, el buque
sufriera un corrimiento de carga y murieran 66 de las vacas. El
barco quedó escorado en la idílica playa de Formentor, pero este no
era tampoco el destino final de las vacas. La odisea continuó y el
pasado domingo el barco llegó al Dique del Oeste. Desde entonces se
ha 'disfrutado' en la zona de un pestilente perfume de esencias
vacunas hasta que, anoche, los 30 mil kilos fueron trasladados a
Son Reus.
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