Ha pasado casi un mes desde que un niño murió en Can Picafort
atacado por un dogo argentino y el efecto de «perrofobia» es más
que evidente en la sociedad mallorquina. La Sociedad Protectora de
Animales ha detectado un aumento considerable de canes abandonados
y en estas semanas se han conocido casos de crueldad canina, como
el que informamos ayer del pastor alemán ahorcado cerca de sa
Cabaneta.
Tonina Bordoy, responsable de la Sociedad Protectora, declaró
ayer que antes del suceso dramático de Can Picafort la media de
perros recogidos eran de cinco al día, «pero desde entonces ha
aumentado a siete casos diarios o incluso más». Muchos dueños de
estos animales no son capaces ni siquiera de dar la cara: «Vienen
al centro de s'Indioteria, pero dejan al perro atado a la puerta y
se van», explicó.
Los que sí entran en el refugio canino suelen dan dos excusas
para justificar que se van a deshacer del animal; que éste ha
crecido demasiado o que cambian de casa y en la nueva no estaría
cómodo.
Tonina reconoció que algunos particulares le han mostrado su
temor a tener perros desde la muerte del niño, pero en este último
mes no ha recogido demasiados ejemplares de las denominadas «razas
peligrosas»: «Nos trajeron dos Pit-bulls de 9 meses y un año
respectivamente, pero enseguida los adoptaron.
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