Walter Hespelt, un alemán de unos 60 años, ha protagonizado varios
incidentes que recuerdan al popular «Cojo Manteca», con la
diferencia de que el alemán lohace para viajar a su país, y «El
Cojo Manteca» lo que quería era ingresar en la cárcel.
Walter llegó hace varias semanas a la Isla y se gastó el poco
dinero que tenía. Cuando se propuso regresar a su país se dio
cuenta que no tenía medios económicos. El alemán acudió a su
consulado y pidió dinero para un billete, pero dice que no se lo
dieron. Decidió acudir a la policía y plantear allí su problema,
pero no se lo resolvieron. Al no lograr su objetivo se le ocurrió
una idea: si le detenían provocaría su expulsión. Era una buena
forma de ahorrarse el billete de avión. Y del pensamiento pasó a la
acción. Cogió un objeto contundente y la lio a golpes contra un
coche de la policía. Casualmente eligió uno de los vehículos más
modernos del parque móvil policial. Logró su objetivo: fue detenido
y pasó la noche en los calabozos. El miércoles por la mañana el
indigente fue trasladado a los juzgados de Palma. Confesó el delito
y dijo que lo único que pretendía era volver a su país, pero que no
tenía medios para ello. La juez decidió dejarle en libertad porque
el delito que había cometido no justificaba su ingreso en prisión.
Y en vez de estar contento por esta decisión, Walter Hespelt
manifestó su enfado y esta vez le toco a los cristales del Colegio
de Abogados. La maquinaria para su expulsión ya ha sido puesta en
marcha.
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