Más de mil personas despidieron ayer tarde los restos mortales de
María Alba Barceló Munar en su localidad natal de Llubí.
A las cinco de la tarde la comitiva, encabezada por el ataúd de la
joven fallecida, que portaban a hombros sus amigos, llegó a la
calle de Son Bordoy, donde viven sus abuelos. El cadáver de la
estudiante, que murió al caer desde un balcón en Lleida, en un
viaje de estudios del instituto de Muro, llegó a Mallorca por vía
aérea el miércoles. Durante media hora el féretro con el cuerpo de
la adolescente, de 16 años, fue paseado por distintas calles para
finalmente ser conducido al cementerio municipal, en las afueras
del pueblo.
Los padres de María alba apenas pudieron contener las lágrimas,
al igual que el resto de familiares, vecinos y amigos. Las escenas
más dramáticas se vivieron entre los compañeros del instituto de la
joven, que se mostraron destrozados por la tragedia. Ninguno de
ellos pudo hacer declaraciones y pocos aguantaron el llanto. El
consistorio en pleno de la localidad, con su alcaldesa Margalida
Miquel a la cabeza, así como el director general de Cultura del
Govern, Jaume Gil, y el director general de Planificació y Centres,
Rafael Bosch, también estuvieron presentes en los actos
religiosos.
El pueblo de Llubí vivió ayer una jornada de duelo oficial; las
banderas del consistorio ondearon a media asta y tocadas con un
crespón negro. Toda la localidad vivió la tragedia de forma muy
cercana. María Alba era una adolescente muy conocida y apreciada en
Llubí, donde la desgracia de la estación invernal de Espot ha
sacudido a sus vecinos.
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