Un tórrido encuentro carnal a altas horas de la madrugada era, en
realidad, un último recurso de dos ladrones sorprendidos in
fraganti por la Policía Local de Palma.
Una dotación del 092 de patrulla por el Coll d'en Rabassa
detectó ayer frente a un restaurante de la calle Esculls a un joven
en actitud sospechosa. Parecía que vigilaba y al ver a los
funcionarios se agazapó entre unas sombras. La policía dio media
vuelta y confirmó sus sospechas: el sujeto se había enderezado y
oteaba en busca del coche policial.
De camino al restaurante se encontraron con Pedro Juan P. S., de
26 años, esta vez sentado y abrazado en actitud muy cariñosa a otro
varón, identificado como Nicolás A. C., de 33. La pareja contó que
había tomado unas copas y dejó entrever que estaban «intimando». El
092 receló de su versión, sobre todo después de averiguar que eran
cuñados. Pero la confirmación de que no se trataba de dos amantes
en pleno «revolcón» vino cuando los funcionarios examinaron el
restaurante y descubrieron que habían sido forzadas cinco persianas
y dos puertas.
Además, junto a Pedro Juan y Nicolás «apareció» un
destornillador, con el que presumiblemente habían intentado
violentar puertas y ventanas.
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