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J. DOMÍNGUEZ SALAS

FOTO: FERRAN CARBONELL
«Palizas en las zonas de ocio nocturnas» podría ser el título de una novela negra, pero es una circunstancia que se produce con gran intensidad en los meses de verano. La masificación en las zonas de ocio "turistas y residentes", el alcohol, y la intransigencia y prepotencia de algunos que se exceden en su labor son las principales causas de estos altercados.

Hace tres días, Jaime González Pou, de 20 años de edad, sufrió una agresión en Punta Ballena. El joven, que iba con un amigo, tuvo una discusión con unos ingleses en el interior de una discoteca. Los porteros lo sacaron fuera y, allí, estuvo esperando a que saliera su compañero. Sin embargo, decidió abandonar el lugar porque un grupo de británicos le estaban mirando mal. Jaime cuenta que empezó a bajar y, entonces, alguien lo agarró por el cuello, le tiró al suelo y le propinaron una brutal paliza, que le ha causado contusiones múltiples y el desplazamiento de la 1ª costilla izquierda.

Por otra parte, están las agresiones de porteros de discoteca.
De éstas últimas hay que destacar que, aunque en un elevado número de casos ejecutan a la perfección su labor, hay algunos que se dedican a abusar de la prepotencia que les otorga el estar de vigilantes. Estas peleas son las que dejan peor malheridas a las víctimas.

Los porteros, la mayoría de ellos expertos en alguna de las artes marciales, propinan palizas a aquellos clientes molestos. Un borracho que la «ha liado». Una persona que quiere entrar en el recinto y no le es permitido el paso por los porteros, haciendo uso del conocido «derecho de admisión» (respecto a este derecho, hay que mencionar que está estipulado que los locales que hacen uso de él deben pagar una cantidad que muchos no pagan).