El turista británico que quedó tetrapléjico al ser arrojado a una
piscina de Palmanova por sus amigos, que se encontraban ebrios,
murió el pasado día 25 en una clínica de Inglaterra. La Guardia
Civil, casi con seguridad, imputará un delito de imprudencia
temeraria con resultado de muerte a los tres compañeros de Jason
Alner, de 19 años de edad.
El infortunado llegó a la Isla para pasar unos días de
vacaciones con sus amigos, pero el sábado día 14 de agosto, de
madrugada, la tragedia marcó para siempre al grupo de jóvenes
turistas.
Según la reconstrucción parcial de los hechos efectuada por la
Guardia Civil, los cuatro veraneantes habían consumido cantidades
ingentes de alcohol y entre las cinco y media y las seis de la
madrugada regresaron al hotel de Palmanova en el que se hospedaban
y comenzaron su juerga particular, junto a la piscina.
En un momento dado, a modo de «broma», los amigos cogieron a
Jason y tras un breve forcejeo lo arrojaron a la piscina, con la
mala fortuna de que el joven cayó en la parte de poca profundidad y
se golpeó violentamente la cabeza. El impacto fue tal que le
fracturó la columna y el turista quedó tetrapléjico. Los primeros
días los pasó ingresado en la clínica Juaneda, en estado crítico, y
el miércoles día 18 un avión ambulancia lo trasladó hasta
Inglaterra, en donde quedó hospitalizado.
Su estado, empero, fue de mal en peor y una semana después
falleció en el mismo centro médico. Un portavoz de la 313
Comandancia explicó ayer que los tres jóvenes podrían regresar a
Mallorca para ser acusados formalmente de un delito de homicidio
involuntario. Las autoridades británicas también han sido
informadas del caso, pero se desconoce si han abierto
diligencias.
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