Un encofrador natural de Girona, que llevaba 20 meses en Mallorca,
murió ayer en Son Dureta, tres días después de ser golpeado en la
casa que había alquilado en Artà. La Guardia Civil detuvo al dueño
del chalet, un suizo que supuestamente forzó la puerta de entrada y
lo agredió mientras dormía, aunque ayer tarde el juez lo dejó en
libertad sin fianza.
Jaime Campolier Pujol, de 51 años, casado y con dos hijos, había
llegado hacía poco tiempo a Mallorca, en busca de trabajo y en la
actualidad se había colocado en una empresa de construcción. Su
familia se quedó en Granada y la ilusión del obrero era que se
reunieran con él, en Artà, en breve. Alquiló un chalet en el
polígono 23, parcela 2, y comenzó a reformar el inmueble para
acondicionarla de cara a la llegada de su mujer e hijos. Un suizo
con nacionalidad española de 60 años mantenía desde hacía un tiempo
una disputa con él y con otros vecinos del mismo paraje a los que
también había alquilado casas.
La razón es que quería que se marcharan y el pasado martes,
sobre las seis de la tarde, la situación desembocó en una pelea.
Según testigos presenciales entrevistados por la Guardia Civil, el
extranjero llegó al chalet y al no poder abrir la puerta la forzó
con una barra de madera. Luego se dirigió al dormitorio donde
descansaba el obrero y supuestamente le golpeó en el rostro. El
arrendatario se encaró luego con otro vecino, al que también
pretendía sacar de la parcela alquilada, pero el asunto no llegó a
más y al ver que Jaime Campolier salía ensangrentado del chalet
abandonó la finca.
Santiago Rodríguez, el vecino, atendió de inmediato al herido y
éste le comentó que acababa de ser agredido por el suizo «según
pensaba Jaime con el puño», declaró ayer a este periódico. La
habitación estaba a oscuras y el obrero catalán sólo acertó a salir
del habitáculo con el rostro cubierto de sangre, algo aturdido. «Lo
llevé enseguida al PAC de Artà -relató Santiago- y le dijeron que
sólo tenía una contusión nasal». En las horas sucesivas el
encofrador se sintió indispuesto y volvió al mismo centro,
acompañado de su amigo. El jueves Jaime se personó en el Hospital
de Manacor y los médicos, al fin, detectaron que su estado era muy
grave. Al parecer le habían reventado algunas venas y una Uvi-móvil
lo evacuó con urgencia hasta Son Dureta.
«Jaime aún estaba consciente, pero casi no se tenía en pie. Cada
hora que pasaba estaba peor», recordó ayer Santiago. Ya en la
residencia sanitaria entró en estado de coma y ayer por la mañana,
a las siete, los facultativos certificaron su defunción. La Guardia
Civil del cuartel de Artà, el jueves por la noche, arrestó al suizo
en su casa de Cala Rajada, cuando todavía no había muerto el
trabajador catalán, y ayer fue trasladado a los juzgados de
Manacor. El juez de guardia decretó su puesta en libertad, a la
espera de que se aporten nuevas pruebas y tras confirmar que no
tenía ninguna intención de acabar con la vida del catalán.
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