Clint Hallam, un neozelandés que el año pasado se convirtió en la
primera persona en recibir una mano trasplantada, fue detenido ayer
y puesto bajo investigación policial cuando regresaba a Francia
para un control médico. La policía le acusa de utilizar información
de la tarjeta de crédito de un amigo para pagar cuentas de un hotel
y de teléfono. Otras fuentes señalan que Hallam se habría apropiado
del equivalente a cinco millones de pesetas, utilizando la tarjeta
de crédito de uno de los médicos que intervino en la intervención
quirúrgica en la que se trasplantó la mano.
En base a la investigación efectuada por la policía de Lyon,
Hallam habría aprovechado una de las visitas al hospital francés
donde se le controla el trasplante, para sustraer la tarjeta al
cirujano y después utilizarla para el robo. Un juez de Lyon dijo
que además se lo acusa de apropiarse del dinero que junto a su
amigo habían recaudado para ayudar a otras personas con órganos
transplantados. Hallam recibió en septiembre de 1988 una mano en
reemplazo de la que perdió con una sierra eléctrica dos años antes.
Esta es por lo menos la versión oficial que se había dado hasta
ayer. Pero a raiz de la detención por la acusación del robo, se ha
sabido que, en realidad, Hallam estaba cumpliendo condena por
alguna de sus numerosas causas penales que tenía pendientes, y
aceptó someterse a la hasta entonces revolucionaria y pionera
intervención quirúrgica.
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