La Guardia Civil de Tráfico no quería sorpresas desagradables en la
Nochevieja y, por fortuna, no las hubo. Los efectivos desplegados
por todas las carreteras de la Isla practicaron más de 250 pruebas
de alcoholemia, pero sólo catorce de esos conductores dieron
resultado positivo. La 313 comandancia planificó la última noche
del año de forma minuciosa, para intentar rebajar la euforia de
muchos conductores ante la llegada del año 2000. Los controles se
ubicaron en carreteras principales y en vías próximas a las zonas
de 'marcha'.
Desde la Benemérita se había hecho un llamamiento para que los
conductores que iban a beber alcohol no se pusieran al volante,
pero como cada año fueron muchos los que se jugaron la vida en las
carreteras. Un portavoz del subsector de Tráfico señaló que durante
la madrugada y la mañana de ayer fueron detenidos catorce personas,
la mayoría jóvenes, ya que superaron el máximo permitido de alcohol
en la sangre. No todos ellos pasaron la noche en los calabozos,
pero los catorce deberán presentarse ante la autoridad judicial
para hacer frente a las consecuencias previstas por la Ley para
este tipo de infracción.
«La normalidad ha sido la tónica general durante la noche y la
madrugada, con contadas excepciones que ocurren casi cualquier día
del año», manifestó la misma fuente. En cuanto a los accidentes,
tampoco se registraron demasiados, aunque fueron muchos los
conductores que dejaron aparcado el coche o la moto y tomaron un
taxi. A las cuatro y cuarto de la madrugada un vehículo se estrelló
en Capdepera y una persona resultó contusionada; sin embargo, la
jornada discurrió sin sobresaltos a pesar de los temores
iniciales.
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