Desde las nueve de la mañana una máquina excavadora sacó escombros del aljibe de la finca de Capdepera, hasta que apareció el cuerpo. Foto: ALEJANDRO SEPÚLVEDA.

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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS Una capa de hormigón, varias toneladas de escombros y cal viva debían ser suficientes para sepultar para siempre el cadáver de Günter Ulrich, un alemán asesinado en Capdepera en 1995. Sin embargo, el 'secreto' de los criminales duró hasta ayer. La Guardia Civil vació durante cinco horas el aljibe en donde había sido enterrado y halló el cuerpo del extranjero.

Ultima Hora siguió, paso a paso, las tareas de desescombro en la finca de Ses Set Cases de Capdepera. Se trata de una posesión de más de trescientos años de antigüedad ubicada frente al polígono industrial, en un paraje de difícil acceso. A las nueve de la mañana la jueza del caso, la Guardia Civil, el forense de Manacor, la delegada de la Policía Local de Capdepera, agentes municipales y una cuadrilla de obreros llegaron a la finca, que en la actualidad es propiedad de un acaudalado alemán.

La casa cuenta con cinco aljibes, pero el que sirvió de 'tumba' para Günter Ulrich estaba 'cegado' y presentaba una capa de hormigón a nivel del suelo, algo muy inusual. Una máquina excavadora comenzó a demolerla y luego siguió sacando, durante horas, cemento, piedras, tierra y escombros. A las tres de la tarde los ánimos de los efectivos, dirigidos por la Policía Judicial de Manacor, estaban decaídos; no había ni rastro del cuerpo y el pozo estaba casi vacío.

Minutos después todo cambió. «¡Parad, parad la máquina!», gritó uno de los guardias civiles. En un lateral, a casi cuatro metros de profundidad, surgió un pie humano. Escarbando alrededor apareció el resto del cuerpo de un hombre corpulento, de mediana edad. A falta de la confirmación oficial, todo parece indicar que se trata de Günter Ulrich, un hombre de negocios alemán que 'desapareció' en la zona de Llevant a finales de 1995, tras ser asesinado en un aparente ajuste de cuentas.