El suceso comenzó pasadas las seis de la mañana cuando un vecino
alertó al 091 de una explosión producida en la calle Escalante, a
la que acudieron varias unidades del Cuerpo Nacional de Policía y
del Cuerpo de Bomberos.
Tras hallar muerta en el piso bajo del inmueble a la mujer que
vivía en él, Vicenta Dardel, los policías se vieron sorprendidos
por los disparos efectuados por Tatay, quien se encontraba
parapetado con su escopeta de caza en la buhardilla.
Como consecuencia del tiroteo, el policía Francisco Pascual, de
43 años, el inspector jefe Ignacio José Moreno, de 41, y el bombero
Vicente Sirera, de 40, resultaron muertos en el acto, mientras que
Tatay, un ex trabajador de la Autoridad Portuaria de Valencia,
recibió un disparo en la cara y consiguió ser reducido, tras lo
cual fue trasladado al Hospital Clínico de Valencia, donde
falleció.
Tatay, cuya mujer y sus cinco hijos residen actualmente en
Francia, vivía solo en su domicilio, al igual que su vecina de la
planta baja, a quien disparó mortalmente tras la explosión de gas.
Según los primeros testimonios de amigos y vecinos y de su propio
hermano, el homicida tenía fama en el barrio de ser una persona
normal, que no provocaba problemas aunque se sentía perseguido «por
la Policía, la Justicia y la Telefónica», ya que aseguraba que
tenía el teléfono de su vivienda «pinchado».
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