El joven fue detenido el domingo en su domicilio y se declaró
autor de los hechos. Se sospecha que la víctima, que ha perdido la
vista por completo, pudo sufrir una agresión sexual. La pérdida de
los ojos difícilmente pudo deberse al impacto recibido con una
piedra con la que supuestamente se golpeó. Según fuentes del
hospital, la versión más veraz es la de que le hubieran sido
arrancados.
Los hechos se produjeron en la madrugada del sábado al domingo.
La mujer estuvo con el agresor, al que ya conocía, tomando copas en
un bar. La agredida fue hallada sobre las seis de la mañana por una
guarda jurado de la estación de autobuses de Avilés, que hacía una
ronda por la zona, postrada en el suelo y con la cabeza totalmente
ensangrentada. El guarda había oído anteriormente gritos y por eso
se dirigió al lugar. Cuando llegó, vio al joven escapar y pese a
que le persiguió durante un rato no pudo alcanzarlo. En la zona
apareció también una piedra de grandes dimensiones manchada de
sangre sobre la que supuestamente la golpeó su agresor.
Fuentes de la Comisaría de Avilés informaron de que inicialmente
no se habían percatado de la brutalidad de la agresión debido a que
su cabeza se encontraba totalmente cubierta de sangre. Fue
posteriormente, en el traslado al hospital, cuando se dieron cuenta
de que un ojo estaba prácticamente descolgado y que le faltaba el
otro. La policía regresó al lugar y recuperó el otro ojo. Los
médicos se mostraron impresionados por la brutalidad de la
agresión.
La detención fue posible tras hablar con las amigas de la
víctima.
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