El apuñalamiento del pasado miércoles provocó alarma social en la barriada de Son Armadans y en otras zonas de Palma.

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JAVIER JIMÉNEZ-PEP MATAS
Tras cinco días de ímprobas gestiones la Policía Local de Palma ha conseguido detener al ladrón que, el pasado miércoles, apuñaló brutalmente al dueño de un chalet de Son Armadans, que le sorprendió agazapado en la cocina. La víctima quedó con la médula espinal seccionada a consecuencia de una de las puñaladas y ayer salió de la UCI de Son Dureta, aunque su estado sigue siendo muy delicado.

La detención del sospechoso se había convertido en una prioridad para el cuartel de San Fernando y el Grupo de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía también colaboraba en el esclarecimiento del caso. Los testigos presenciales que aquella noche vieron salir del chalet de la calle Alférez Cerdà número 16 al agresor no pudieron reconocerlo en el álbum de delincuentes, pero ciertas pruebas obtenidas por los investigadores les pusieron tras la pista de Antonio M.F., un hombre de 34 años, cocainómano y que carecía hasta la fecha de antecedentes.

Esta circunstancia ralentizó las indagaciones policiales, que en un primer momento se habían centrado en delincuentes conocidos y, sobre todo, en heroinómanos de la zona del barrio chino. Así las cosas, en la noche del lunes fue arrestado el sospechoso, que ayer por la tarde prestó declaración ante los funcionarios del Grup Operatiu. Antonio M. será puesto a disposición judicial en las próximas horas.

Con respecto a la víctima, Pedro Carretero, de 75 años, ayer por la mañana abandonó la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de Son Dureta, en donde permanecía en estado muy grave desde la salvaje agresión. El funcionario jubilado se encuentra en la actualidad ingresado en una habitación normal de la residencia sanitaria y su estado ha mejorado de forma ostensible, si bien es casi seguro que le quedarán secuelas irreversibles por la puñalada que recibió en la médula. La víctima, el pasado miércoles por la noche, veía un partido de fútbol en la sala de su casa de Son Armadans, en compañía de su esposa, Luz Oleza. Poco después de las 22.30 horas el hombre acudió a la cocina para sacar unos embutidos de la nevera y, de improviso, se vio sorprendido por un ladrón que se había colado por una puerta trasera, que estaba abierta. El delincuente le asestó dos puñaladas antes de que pudiera reaccionar y sin que el anciano se encarara con él. Una de las cuchilladas le seccionó la médula y la punta del arma quedó alojada en su espalda, por lo que tuvo que ser operado de urgencia. La segunda le afectó un costado, pero no revistió tanta gravedad.