Un virulento cap de fibló que duró pocos minutos asoló ayer cinco
invernaderos de una finca de Llucmajor. Clemente Luque, el dueño de
la explotación destinada al cultivo de pepinos, calabacines y
pimientos, entre otras hortalizas, reconoció a este periódico que
los daños son millonarios.
El tornado asoló los terrenos de la finca Marola, en el
kilómetro 8'5 de la carretera de s'Estanyol, a eso de las seis de
la mañana. Minutos antes se había desatado una tormenta de agua y
viento y algunos vecinos del casco urbano se despertaron
sobresaltados, tal y como explicó María, una vecina de 50 años de
la calle Major, que aseguró que «cayó tal aguacero que parecía que
la casa se venía abajo». El temporal se tornó en cap de fibló en
las afueras y destruyó cinco invernaderos de la misma posesión.
Cuatro de ellos estaban juntos y el quinto, que se hallaba
separado, había sido construido hacía sólo un mes.
Cuando el dueño de los invernaderos acudió a la finca Marola
descubrió el desastre. La Policía Local fue informada del incidente
y una patrulla visitó las instalaciones agrícolas devastadas.
Técnicos de la conselleria de Agricultura también se personaron en
la carretera de s'Estanyol y comprobaron que el tornado había
afectado únicamente a esos cinco invernaderos. El fenómeno
atmosférico, no demasiado habitual en la Isla, fue tan intenso como
efímero. En caso contrario, según comentaron a este periódico
especialistas en la materia, las consecuencias podrían haber sido
más graves.
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