El pequeño tornado arrasó una finca de la carretera de s'Estanyol y causó daños millonarios. Foto: ALEJNADRO SEPÚLVEDA.

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Un virulento cap de fibló que duró pocos minutos asoló ayer cinco invernaderos de una finca de Llucmajor. Clemente Luque, el dueño de la explotación destinada al cultivo de pepinos, calabacines y pimientos, entre otras hortalizas, reconoció a este periódico que los daños son millonarios.

El tornado asoló los terrenos de la finca Marola, en el kilómetro 8'5 de la carretera de s'Estanyol, a eso de las seis de la mañana. Minutos antes se había desatado una tormenta de agua y viento y algunos vecinos del casco urbano se despertaron sobresaltados, tal y como explicó María, una vecina de 50 años de la calle Major, que aseguró que «cayó tal aguacero que parecía que la casa se venía abajo». El temporal se tornó en cap de fibló en las afueras y destruyó cinco invernaderos de la misma posesión. Cuatro de ellos estaban juntos y el quinto, que se hallaba separado, había sido construido hacía sólo un mes.

Cuando el dueño de los invernaderos acudió a la finca Marola descubrió el desastre. La Policía Local fue informada del incidente y una patrulla visitó las instalaciones agrícolas devastadas. Técnicos de la conselleria de Agricultura también se personaron en la carretera de s'Estanyol y comprobaron que el tornado había afectado únicamente a esos cinco invernaderos. El fenómeno atmosférico, no demasiado habitual en la Isla, fue tan intenso como efímero. En caso contrario, según comentaron a este periódico especialistas en la materia, las consecuencias podrían haber sido más graves.