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AFP-MANILA
En medio de un hedor repugnante, cientos de miembros de los equipos
de socorro cavaban ayer frenéticamente, con ayuda de palas o con
sus propias manos, para desenterrar a las víctimas del derrumbe de
un basurero en la periferia de Manila, un siniestro cuyo balance
podría superar los cien muertos, según datos oficiales. Durante la
tarde de ayer, un total de 85 cadáveres, la mayoría de ellos
irreconocibles, fueron retirados de entre las basuras y el lodo que
se abalanzó en la mañana del lunes sobre un grupo de viviendas
improvisadas que habían sido erigidas al pie del basurero en el
distrito de Payatas, en Quezon City. Las autoridades tienen una
dificultad especial para establecer el número de víctimas, ya que
ignoran las personas que vivían en este emplazamiento. El derrumbe
de la montaña de detritus engulló toda una hectárea de esta
comunidad que vivía de los restos que en ella se depositaban.
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