El día 1 de octubre de 1997 la vida de José Luis Ramos y de toda su
familia sufrió un duro cambio. Este fontanero de profesión, de 46
años de edad, se encuentra ahora postrado de por vida en una silla
de ruedas como consecuencia de la paraplejia que sufre tras ser
atropellado. El conductor del vehículo que lo arrolló huyó sin
prestarle asistencia.
Este accidente ocurrió cuando José Luis circulaba en moto por la
carretera de Lloseta a Inca. Al llegar al kilómetro 3 sufrió un
duro impacto. Ya no recuerda nada más, salvo que estuvo más de una
hora tirado bajo un desnivel hasta que fue encontrado. Las lesiones
fueron muy graves. Sufrió heridas en la cara, fractura de tibia y
peroné, pero la más grave fue la lesión en la espalda, que le
inmoviliza las piernas.
La juez del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Inca ha
estudiado su caso. Al no detenerse el culpable de este accidente,
los abogados de la víctima, Miguel Àngel Villalonga y Juan José
Cano de Alarcón, tuvieron que plantear una demanda contra el
Consorcio de Compensación de Seguros, que pertenece al Estado, para
que se hiciera cargo de la indemnización. Los letrados presentaron
un informe médico, que señalaba que la lesión que presentaba el
herido en la pierna sólo se pudo producir por un impacto del
parachoques de un coche. Este informe descartaba, por tanto, que
José Luis Ramos se hubiera distraído, perdiera el equilibrio y
cayera por el desnivel. La juez le ha concedido una indemnización
de 55 millones de pesetas, cifra máxima que ofrece el Consorcio en
este tipo de lesiones.
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