El informe que ha realizado la Guardia Civil del muelle de Palma y
la Autoridad Portuaria descarta, en principio, que el incendio que
se declaró el pasado miércoles en Can Barbarà fuera intencionado.
El fuego provocó graves desperfectos a seis barcas que se
encontraban amarradas en el pantalán flotante situado frente a la
dársena. Los agentes realizaron una inspección ocular del lugar
donde se inició el incendio y se comprobó que no aparecía ningún
resto de sustancia inflamable. Los investigadores han constatado
también que la puerta instalada en el pantalán no estaba forzada. A
pesar de que la zona es un lugar donde se concentran los jóvenes de
la «marcha» nocturna, ningún testigo vio a persona alguna
merodeando por la zona donde se desarrolló este incendio.
El siniestro se declaró sobre las siete de la mañana. El fuego
se extendió con rapidez entre las barcas, debido a que soplaba
mucho viento y el material de las embarcaciones era muy
combustible. Algunos de los propietarios afectados plantearon la
posibilidad de que el incendio pudo ser intencionado, debido a que
en el lugar no había ninguna instalación eléctrica y los motores
estaban parados. Sin embargo, la Autoridad Portuaria y la Guardia
Civil descartan esta posibilidad. Los afectados valoraron los daños
ocasionados en este siniestro en unos 20 millones de pesetas. La
mayoría de barcas está asegurada.
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