El detenido se tapó la cara al ser conducido ayer al juzgado de Palma. Foto: J.F.M.

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La familia de Gary Yera, el joven subsahariano que murió la pasada semana tras ser apuñalado junto al parque de Son Pizà, acusa al presunto autor de este crimen de asesinato. Gustavo G.L., el detenido, fue conducido ayer a los juzgados de Vía Alemania. El juez Miquel Florit, del juzgado de instrucción número 6 de Palma, le comunicó al detenido que será juzgado por un jurado popular. En esta vista estuvo presente el fiscal Miguel Àngel Subirán, los abogados defensores Javier Villalonga y Lola Puertas, y el letrado que representa al hermano de la víctima.

El fiscal rechaza que el detenido hubiera actuado con premeditación, y por tanto cree que se trata de un homicidio y no de un asesinato. Según la investigación policial, Gary y Gustavo ya habían mantenido otra pelea semanas atrás. El detenido, supuestamente, le vendió un trozo de hachís en mal estado a Gary, y al recriminárselo se inició la pelea.

Según la versión que mantendrá el fiscal, el pasado jueves por la noche Gary llegó a la plaza de Son Pizà con su novia. Allí ya se encontraba Gustavo. El subsahariano bajó del coche, cogió la barra antirobo del vehículo y se fue a por el detenido. Gustavo recuerda que la víctima le golpeó dos veces en la cabeza con la barra de hierro. Estos golpes le hicieron caer al suelo y, según él, perdió momentáneamente la memoria.

Por tanto, el detenido sólo reconoce que se produjo una pelea, pero no recuerda que apuñalara al joven de color. Sin embargo, el fiscal mantiene que, tras ser golpeado en la cabeza, el detenido no reaccionó de inmediato, sino que tardó unos cinco minutos en levantarse, sacar la navaja y agredir a Gary Yera. Esta reacción supone, a juicio de la acusación, un delito de homicidio.