Un ruido enorme, como si de una explosión se tratara, sobresaltó
cerca de las ocho de la mañana de ayer a los vecinos de la zona de
Can Escandell, muchos de los cuales aún estaban durmiendo. El
edificio central de la agencia de viajes Barceló en Eivissa, que
estaba en obras, acababa de venirse abajo. Milagrosamente no se
produjo ninguna desgracia personal, aunque en el momento de
desplomarse una media docena de obreros acababa de llegar al lugar
y estaba a punto de entrar en el inmueble. Literalmente, el
derrumbe les sorprendió introduciento las llaves en la cerradura
para abrir la puerta.
Inmediatamente, un dispositivo integrado por los bomberos, el
Cuerpo Nacional de Policía y la Policía Local de Eivissa se personó
en el lugar y precintó toda la zona. Junto al inmueble desplomado
se levanta otro edificio, que forma parte de la misma estructura, y
en el que, además de locales comerciales, hay ocho viviendas que
tuvieron que ser desalojadas por completo a la espera de que el
lunes se realice un estudio estructural completo del edificio y se
apuntalen los sectores dañados, tal y como señaló en el mismo lugar
de los hechos el arquitecto municipal de Eivissa, Rafael García
Lozano.
El edificio derrumbado constaba de una planta baja y un sótano.
Todo el suelo se hundió y tan sólo ha quedado en pie parte de las
paredes laterales. García señaló que la antigüedad del inmueble
ronda los 30 años y que durante este mes se realizaban reformas
interiores en el mismo. En este aspecto, el director de la oficina
receptora de Barceló en Eivissa, Joan Ponç, señaló que las obras
consistían, principalmente, en el cambio del suelo, del cableado
eléctrico, la impermeabilización de las cubiertas y en la
instalación de un aire acondicionado. Durante los trabajos, la
oficina se había desplazado a un pequeño local situado en un
edificio detrás del inmueble siniestrado.
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