Francisco Marín Alba, un guardia civil que estaba en activo en
1994, cuando fue detenido por el Grupo Fiscal y Antidrogas, ingresó
ayer en la cárcel de Palma para cumplir una condena de tres años de
carcel que le impuso la Audiencia Provincial de Palma. La condena
es por tráfico de drogas y se ejecuta ahora después de haberse
agotado los recursos, y de que no se haya aceptado el indulto para
el afectado. Entre otros destinos el condenado estuvo en Manacor y
cuando fue detenido, el 27 de septiembre de 1994, se encontraba en
la capital del Estado efectuando un cursillo para acceder a la
Policía Judicial. En la misma causa la Audiencia condenó a otras
nueve personas y les impuso penas por un total de 27 años de
prisión.
En la sentencia se da por probado que María Isabel Navarro del
Valle se dedicaba a la venta de cocaína a través de la casa de
citas que explotaba en Palma, en la calle Robert Graves. Esta mujer
se proveía de la cocaína a través de distintas personas, quienes se
la proporcionaban a sabiendas de que ella la revendía y se
beneficiaba económicamente. Entre los suministradores estaban
Francisco Marín Alba, funcionario de la Guardia Civil en activo,
José Pérez, cuñado del anterior y Juan Mateo Jiménez, amigo común
de los dos citados. En el texto de la sentencia se especifica que
Francisco Marín no actuaba en el ejercicio de sus funciones
públicas, ni en abuso de las mismas. Además de éstas, otras
personas de la condenadas también facilitaban cocaína a María
Isabel Navarro.
En la sentencia se detecta «una animadversión de María Isabel
Navarro hacia Francisco Marín a raiz de que en sus declaraciones
exculpó a los otros suministradores y desde que a ella le exigieron
el pago de una póliza de crédito concertada durante la explotación
conjunta del restaurante Can Fideu, en la que Francisco Marín,
hábilmente, no consta como deudor solidario. El número de llamadas
telefónicas entre Marín y María Isabel, si bien corroboran su
especial relación entre sí, no evidencia que el primero fuera el
único y exclusivo suministrador de cocaína, en partidas de gramos,
aunque sí que tales suministros coadyudaban al pago de recibos
(alquiler etc) que le iban presentado a ella al cobro».
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