Un hombre de 38 años de edad, natural de Badajoz y que residía en
el término de Calvià, apareció muerto en la mañana de ayer en una
urbanización de ses Illetes, en una zona boscosa, en extrañas
circunstancias. El hallazgo se produjo a las nueve en la calle
Estepa, a unos diez metros de la carretera, cuando un grupo de
jóvenes reparó en un ciclomotor Peugeot aparcado allí. Los
muchachos se adentraron en la montaña y a los pocos metros
descubrieron el cuerpo sin vida de un hombre, arrodillado y con una
jeringuilla a sus pies.
Los chavales se pusieron en contacto rápidamente con la Policía
Local de Calvià, que envió una dotación a esa urbanización y
confirmó que, en efecto, la víctima carecía de constantes vitales.
Los agentes municipales pasaron el caso a la Guardia Civil y
precintaron el paraje para que nadie pudiera alterar las pruebas
del escenario de la muerte.
La Policía Judicial inspeccionó el cadáver y los alrededores y
confiscó la jeringuilla para su posterior análisis. El cuerpo sin
vida del varón presentaba la nariz rota, pero podría ser que se la
hubiese golpeado al caer de bruces y quedar en aquella extraña
postura. A pocos metros estaba el casco de la moto y la
documentación, que también fue retirada por los investigadores.
Después de comprobar la identidad del finado la Guardia Civil
confirmó que se trataba de la misma persona que se encontraba
desaparecida desde el día anterior. Su compañera sentimental, el
sábado, se personó en el cuartel de Palmanova y denunció que el
hombre estaba en paradero desconocido.
El juez de guardia fue informado del óbito y ha ordenado que se
le practique la autopsia para determinar las causas de la muerte.
El infortunado llevaba varias horas muerto, pero todo parece
indicar que el fallecimiento no le sobrevino de forma violenta.
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