José Algar Sánchez, un camarero de 58 años, fue hallado asesinado
en la mañana de ayer en el bar donde trabajaba de la calle Reina
María Cristina, en la barriada palmesana de es Capitol, cerca de la
Plaza de Toros. La víctima, natural de Córdoba, pernoctaba en el
«Mesón Victoria» con la autorización del dueño, ya que parece que
hace poco había tenido que dejar la pensión donde dormía y no tenía
donde pasar las noches. A eso de las 6.20 horas, el nuevo
propietario del establecimiento -regentado hasta hace poco por una
mujer- se presentó en aquella calle, a la altura del número 66, y
advirtió que la puerta estaba abierta y las luces apagadas. Al
acceder al interior reparó en un gran charco de sangre y luego,
junto a un colchón en el suelo, divisó el cadáver del camarero.
La primera dotación del Cuerpo Nacional de Policía llegó en
pocos minutos y tras confirmar que se trataba de una muerte
violenta se dio aviso al Grupo de Homicidios y a la Policía
Científica, que inspeccionaron el bar hasta las 11.15 horas. El
interior estaba todo revuelto: el criminal había forzado dos
máquinas y se había llevado la recaudación. Lo que parece es que el
ladrón fue sorprendido cuando estaba abriendo las máquinas y se
produjo una lucha. Las cortinas habían sido arrancadas y había
sangre por todos lados. Durante toda la mañana vecinos y curiosos
se agolparon a las puertas del local, tras el precinto policial, y
comentaron que «últimamente había gente muy rara en el bar».
Las panaderas del horno de enfrente explicaron que la víctima
había trabajado con ellos y lo definieron como «una excelente
persona, en absoluto conflictiva». Javier Adrover, otro de los
residentes, explicó que «en este bar había discusiones y la verdad
es que los vecinos de toda la vida no lo frecuentábamos». El cuerpo
sin vida de José Algar se encontraba boca arriba, en posición de
cúbito supino, con la cabeza destrozada por un golpe, propinado sin
duda con un objeto contundente. El cuerpo sin vida estaba en
bañador, completamente ensangrentado.
La barrera de acceso al mesón no cerraba correctamente, lo que
explicaría que no apareciera forzada. Un dato más a tener en cuenta
es que el lunes por la noche alguien ya intentó entrar en el bar
cuando José Algar dormía en su interior. El camarero se despertó
sobresaltado y sus gritos alertaron al intruso. El local cerraba a
las 22.30 horas, pero los testigos coincidieron ayer en afirmar que
el trabajador fallecido visionaba películas hasta altas horas de la
madrugada. Cosas del destino, hace sólo dos días la víctima acudió
a la panadería Reina Cristina y anunció que había decidido volver a
Córdoba.
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