José Algar Sánchez, el camarero que apareció muerto el martes en un
bar de la calle Reina María Cristina, falleció por un traumatismo
craneal, según se determinó ayer en la autopsia que suscriben los
médicos forenses Antonio Siquier y Julio López Bermejo. En la
autopsia se pudo comprobar que la víctima tenía la bóveda craneal
completamente destrozada. De hecho, los médicos apreciaron hasta un
total de 15 golpes, de los que trece son mortales. Además también
presenta una fractura en el maxilar y otra en el costado. Esta
última se produjo al golpearse con algún mueble cuando caía al
suelo.
Este número tan elevado de fracturas es el reflejo de la
brutalidad empleada por el agresor, ya que incluso remató a la
víctima cuando ya había perdido el equilibrio y tenía la cabeza
pegada al suelo. Los médicos forenses no han apreciado lesiones de
defensa ni de arma blanca, lo que confirma, tal como ya se sostuvo
desde el primer momento, que el camarero murió al ser golpeado con
un objeto contundente. La autopsia, lógicamente, no ha podido
determinar el arma utilizada, pero bien podría ser o un taburete o
incluso el bate de béisbol que apareció en el bar, y que en estos
momentos está en poder de la policía que comprueba si hay alguna
huella dactilar que pueda conducir al asesino.
Mientras se realizan estas pruebas científicas, el Grupo de
Homicidios continuaba ayer trabajando para resolver el caso. Hasta
el momento no se ha practicado ninguna detención, porque se está a
la espera de los resultados de las pruebas que realiza la Policía
Científica. Sin embargo, en fuentes próximas a la investigación
ayer se afirmó que se sospecha de un individuo, al parecer,
delincuente habitual, que podría estar implicado en este
asesinato.
Lo que cada vez queda más claro es que el móvil de este
asesinato es el robo. José Algar, que tenía costumbre de pasar las
noches tumbado junto a la barra del bar, debió despertarse de
pronto al darse cuenta que un individuo (o tal vez incluso podrían
ser dos personas) estaba manipulando las máquinas tragaperras.
Posiblemente el camarero se encaró con el ladrón y éste, al verse
sorprendido, reaccionó golpeándole con el objeto contundente.
Mientras era golpeado la víctima intentó levantarse, pero volvió
a caer al suelo. Las manchas de sangre que se apreciaron en el
pecho de la víctima (no llevaba ningún jersey) explicaría esta
reacción que tuvo José Algar. Sin embargo, el asesino no le otorgó
ninguna oportunidad a la víctima y le continuó dando golpes en la
cabeza hasta que le causó la muerte.
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