El abogado que representa a la familia del empresario Pedro
Estarellas, que fue asesinado en su domicilio de la calle Ruiz de
Alda, acusa de asesinato a los tres acusados, y pide que cada uno
cumpla 25 años de prisión. Las personas que se sentarán en el
banquillo son José María C., el supuesto agresor; Sebastián B. y
Pedro P. Pese a que el primero ha reconocido que él fue quien
asesinó al empresario, el abogado de la familia cree que este
crimen se cometió con la colaboración de los otros dos acusados.
Esta propuesta de condena no coincide con la que ha formulado la
Fiscalía de Palma. El escrito de acusación lo ha firmado la fiscal
Rosa Cosmeli, que sustituyó en el caso a su compañero José
Zaforteza, que anunció su paso a la abogacía privada. La fiscal
imputa a José María C. un delito de asesinato y otro de robo con
violencia, y pide para él una condena de 22 años de prisión. Para
Sebastián B. reclama cinco años de cárcel como inductor de un
delito de robo con violencia. Al tercer acusado, Pedro P., le
imputa un delito de encubrimiento de un asesinato y otro de robo
con violencia, y pide que cumpla una condena de ocho años de
prisión.
La Fiscalía explica en su escrito de acusación que este crimen
se cometió en la noche del pasado 20 de agosto. Señala que José
María C. aguardó escondido en el cuarto de contadores de la finca
de la calle Ruiz de Alda la llegada del empresario, de 82 años. El
acusado sabía que este hombre guardaba dinero en casa y, según el
fiscal, fue Sebastián quien le facilitó esta información.
La acusación resalta que José María utilizó en el robo una
pistola de fogueo, que le facilitó Pedro C., quien aguardaba en la
calle a que su compañero volviera. Cuando la víctima abrió la
puerta de su casa el agresor le sorprendió por la espalda. Le dio
un golpe con la pistola en la nuca, que le causó la muerte al
instante, aunque la fiscal cree que el agresor no sabía que estaba
muerto. José María maniató al empresario con un cinturón y le
amordazó con una sudadera. Después le arrastró hasta la habitación
del fondo y lo abandonó. A continuación buscó la caja fuerte, que
contenía unos cuatro millones, la metió en una maleta y se fue del
piso.
El fiscal afirma que Pedro P. se puso nervioso de tanta espera y
se marchó. José María cogió un taxi y se dirigió a su casa. Después
Pedro le ayudó a abrir la caja fuerte con una sierra y se
repartieron el dinero. La caja la tiraron al mar en Portals y fue
recuperada después.
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