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La Fiscalía de Palma solicita una condena de seis años de cárcel para un acusado, de origen argelino, llamado Yasid M., que está acusado de apuñalar a un compatriota en una finca de Cala Blava, en Llucmajor. La víctima sufrió seis heridas. Una de ellas (de unos 40 centímetros) le atraviesa la espalda de lado a lado. Otra, de más de 20 centímetros de longitud, le afectó el abdomen. También se aprecía otra cicatriz de más de 15 centímetros en el lado izquierdo de la cara.

Esta agresión ocurrió en la tarde del día 9 de octubre de 1999. La víctima, que mostró al tribunal las espectaculares cicatrices que presentaba en el cuerpo, acusó a Yasid de ser el autor de estas lesiones. El testigo explicó que había prestado 500 mil pesetas al acusado para que pagara los gastos del parto de su mujer. Esta deuda fue el motivo por el que el acusado y la víctima mantenían una enemistad.

El denunciante explicó que el día de los hechos el acusado le llamó por teléfono y le anunció que una hora más tarde podrían verse. Por ello le citó en su apartamento. «Abrí la puerta y cuando me dirigí hacia la ventana sentí un golpe por la espalda». El herido recordó la pelea que mantuvo con el acusado que, según él, iba armado con un cuchillo. Pese a que intentó desarmarle no logró evitar que le causara hasta seis heridas.

A continuación el agresor salió huyendo del apartamento. El herido, que estaba perdiendo mucha sangre, explicó que salió del piso y pidió ayuda a sus vecinos. Bajó a la calle y allí fue asistido. Sin embargo, la declaración de los otros testigos demostró que la víctima no contó toda la verdad sobre lo que hizo tras la agresión. La Guardia Civil, cuando realizó una inspección ocular de los hechos, encontró un reguero de sangre que señalaba los movimientos que realizó el herido tras la agresión. Había sangre en la entrada, en la cocina, en una habitación y finalmente en el salón comedor, donde apareció una gran mancha sobre el sofá.