La Audiencia de Palma ha decidido que Bartolomé Clar Camacho, el
«asesino del cementerio», no tiene derecho a refundir las dos
condenas que se le impuso por los crímenes que cometió. El joven
mató a su suegra y a su cuñado, y cumplía por ello 57 años de
prisión por este doble crimen cuando obtuvo (8 años después de
ingresar en la cárcel) su primer permiso penitenciario. Fue en el
mes de diciembre de 1996 y coincidió en su salida con Ana Belén
Gil, una joven que conoció en la cárcel, y a quien después mató en
el cementerio de Palma tras asestarle 33 puñaladas. Por este
segundo crimen el jurado popular le declaró culpable y el juez le
impuso una pena de 23 años de prisión.
Cuando el asesino se entregó manifestó que este segundo
asesinato le iba a «salir gratis» porque tenía noticias de que el
reglamento penitenciario le permitía refundir las condenas. Por
ello, presentó un escrito en la Audiencia pidiendo esta
refundación. El joven ya está casi a punto de cumplir la primera
condena de 57 años de prisión, debido a que se le ha otorgado unos
beneficios penitenciarios, que establece el antiguo Código, que le
permite reducir la pena. Con estas reducciones se calculó que Clar
Camacho tendría derecho a salir en libertad en el año 2004.
El fiscal Gabriel Rul.lan, que ejerció la acusación en el juicio
por el crimen del cementerio, se mostró contrario a esta
refundación de las penas, porque entendió que eran delitos
independientes y además existía el peligro de que Clar Camacho
puede cometer otro asesinato cuando esté en la calle, porque se
trata de un peligroso psicópata. El tribunal le ha dado la razón al
fiscal y, por tanto, a partir del año 2004 el joven deberá comenzar
a cumplir la segunda condena, que es de 23 años. Además, en esta
ocasión, deberá seguir las normas del nuevo Código Penal, que
elimina antiguos beneficios penitenciarios y contempla el
cumplimiento casi íntegro de la pena.
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