Las organizaciones agrícolas de Balears, Asaja-Balears y Unió de
Pagesos, estimaron ayer que la tempestad de los últimos días ha
provocado pérdidas en el sector primario de «miles de millones de
pesetas» ya que, mientras que la lluvia ha sido beneficiosa para
los cultivos, el viento ha perjudicado, «y mucho», a la actividad
agraria. De esta forma, tanto Gabriel Company, secretario general
de Asaja en las Islas, como Joan Mas, coordinador de Unió de
Pagesos, destacaron que, aunque todavía es pronto para evaluar de
forma estricta las pérdidas económicas, éstas serán «millonarias».
El principal problema al que tienen que hacer frente en estos
momentos los payeses es volver a instalar los cientos de
invernaderos que el fuerte viento, con velocidades que en según qué
zonas superó los 130 kilómetros por hora, tiró a tierra.
En este sentido, los representantes agrícolas estimaron que
entre 100.000 y 150.000 metros cuadrados de invernaderos fueron
destruidos; invernaderos que tenían entre 250.000 y 300.000 metros
de plástico. El hecho de que los invernaderos hayan caído
significa, según Company, que las producciones de frutas, verduras
y flores se han perdido en su totalidad y que el payés tiene que
gastar miles de pesetas en volver a montarlos. De hecho, se estima
que se ha perdido el 50% de la cosecha de productos
hortofrutícolas, tanto de invernadero como de aire libre.
Aparte de los daños que los vientos ocasionaron en áreas
forestales, «sobre todo pinares», cabe destacar los efectos del
temporal en los árboles frutales y de frutos secos. Cientos de
naranjos cayeron a tierra, de tal forma que, según la Conselleria
d'Agricultura, se ha perdido en torno al 20 por ciento de la
cosecha. El mismo caso ocurrió con almendros y algarrobos. «Los más
jóvenes se pueden volver a replantar, pero los árboles viejos ya no
se podrán recuperar», asegura Mas.
En lo que se refiere a los olivos, la tormenta ha afectado
especialmente a la zona del Pla, donde se ubica el olivar de mayor
producción, de tal forma que la cosecha se ha visto reducida,
aseguran las mismas fuentes de Agricultura, en un 30 por ciento.
Las infraestructuras agrarias, viviendas de payeses y ganaderías
lácteas también sufrieron las condiciones climatológicas adversas.
Las primeras, porque fueron derribadas, y las explotaciones, porque
la falta de luz impidió, en muchos casos, que se pudieran ordeñar
las reses.
Para los dirigentes agrícolas, «lo grave del asunto es que los
seguros agrarios no suelen cubrir las pérdidas si han sido
producidas por vientos de más de 100 kilómetros por hora», así que
coincidieron en solicitar ayudas urgentes a las diferentes
administraciones. Company fue, en este sentido, muy crítico, ya
que, a su parecer, «es el momento de que el Govern demuestre ante
el sector cuál es su grado de compromiso con el medio ambiente y
mundo rural. Asimismo criticó que el Ejecutivo dé prioridad
publicitaria al Parc de Llevant en lugar de informar al sector
sobre las medidas de ayuda a causa del temporal.
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